El clamor silencioso de la verdad

"Habla a la mente cuando alguno entiende la majestad y la voluntad de Dios, como en el caso del mismo Pedro, que conoció en aquella visión cuál era la voluntad del Señor. Esto nadie puede conocerlo, a no ser que resuene en su interior un cierto clamor silencioso de la verdad" (Sermón 12, 4).

Aprende a amarte

"El hombre se perdió por primera vez a causa del amor a sí mismo. Pues si no se hubiese amado y hubiese antepuesto a Dios a sí mismo, hubiese estado siempre sometido a Dios; no se hubiese inclinado a hacer su propia voluntad descuidando la de él. Amarse a uno mismo no es otra cosa que querer hacer la propia voluntad. Antepón la voluntad de Dios; aprende a amarte, no amándote" (Sermón 96, 2).

¿Cómo te muestras súbdito suyo?


"Sea tu vida obedecer a sus preceptos. En esto consiste el ser su súbdito, y pídele hasta que te de lo prometido. Permanezca la obra buena, persevere la oración. Conviene siempre orar y jamás desfallecer. ¿Cómo te muestras súbdito de Él? Haciendo lo que te manda. Aún no recibes recompensa, quizá porque todavía no la puedes recibir. El puede darla ya, pero tú no la puedes recibir. Ejercítate en las obras, trabaja en la viña. Terminado el día, recaba el salario; fiel es el que te llevó a la viña" (Comentario al Salmo 36, s.1, 8).

Qué debemos esperar

"Hemos recordado ya en este salmo la voluntad de Dios, es decir, qué es lo que nos quiere enseñar, qué amonestar, contra qué cosas debemos precavernos y qué debemos tolerar y esperar" (Comentario al Salmo 36, s.2, 1).

Cristo nos enseña a vivir

"¿Quiénes son los rectos? Los que enderezan su corazón según la voluntad de Dios... Al entender y conocer que Dios quiere otra cosa, anteponen la voluntad del mejor a la suya, la del Omnipotente a la del débil, la de Dios a la del hombre. Cuanto Dios dista del hombre, tanto se diferencia la voluntad de Dios de la del hombre. Cristo que lleva al hombre sobre sí, que nos propone la ley, que nos enseña a vivir y nos da el vivir, da también a conocer cierta particular voluntad de hombre en la cual personificó la suya y la nuestra, porque es nuestra cabeza, y a Él, según sabéis, pertenecemos como miembros" (Comentario al Salmo 32, 2, s.1, 2).

Cristo nos enseña a vivir

"¿Quiénes son los rectos? Los que enderezan su corazón según la voluntad de Dios... Al entender y conocer que Dios quiere otra cosa, anteponen la voluntad del mejor a la suya, la del Omnipotente a la del débil, la de Dios a la del hombre. Cuanto Dios dista del hombre, tanto se diferencia la voluntad de Dios de la del hombre. Cristo que lleva al hombre sobre sí, que nos propone la ley, que nos enseña a vivir y nos da el vivir, da también a conocer cierta particular voluntad de hombre en la cual personificó la suya y la nuestra, porque es nuestra cabeza, y a Él, según sabéis, pertenecemos como miembros" (Comentario al Salmo 32, 2, s.1, 2).

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La vida está en su voluntad

"La vida está en su voluntad. ¿Qué significa en su voluntad? No en nuestras fuerzas, no en nuestros méritos; pues nos salvó porque quiso, no porque fuéramos dignos. ¿De qué es digno el pecador si no es del suplicio? Dio la vida, y si dio la vida por los impíos, ¿qué reservará para los fieles?" (Comentario al Salmo 29, 2, 15).

Hacer lo que manda Dios

"Los hombres hacen su voluntad, no la de Dios, cuando hacen lo que quieren, no lo que manda Dios. Pero, cuando hacen lo que quieren y, no obstante, siguen la voluntad de Dios, entonces no hacen su voluntad aunque hagan lo que quieren. Haz voluntariamente lo que se te mande: así es como harás lo que quieres y no harás tu voluntad, sino la voluntad de Dios, que te manda" (Comentario a Juan 19, 19).


No tuerzas tu corazón

"Nació la luz para el justo, y regocijo para los rectos de corazón. ¿Pretendes conocerla? Sé recto de corazón. ¿Qué significa sé recto de corazón? No tuerzas tu corazón para con Dios oponiéndote a su voluntad, queriendo encauzar a Dios hacia ti y no encauzarte tú hacia El; entonces percibirás el regocijo que conocen todos los rectos de corazón" (Comentario al salmo 96, 18).

La Humildad hace la Voluntad de Dios

"La soberbia hace su voluntad, la humildad hace la voluntad de Dios. Por eso al que se llegue a mí no lo arrojaré fuera. ¿Por qué? No he venido a hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Yo he venido humilde, yo he venido a enseñar la humildad, y yo soy el maestro de la humildad. El que se llega a mí, se incorpora a mí; y el que se llega a mí, se hace humilde, y el que se adhiere a mí, será humilde, porque no hace su voluntad, sino la de Dios. Esta es la causa de que no se le arroje fuera: estaba arrojado fuera cuando era soberbio" (Comentario a Juan 25, 16).

Atendamos a Dios

"Atendamos nosotros a Dios, que manda y ayuda: manda lo que debemos hacer y ayuda para que podamos hacerlo. Pero a unos la excesiva confianza en su voluntad los ha arrastrado a la soberbia, y a otros la excesiva desconfianza en su voluntad los ha sepultado en el desaliento" (Comentario a Juan 53, 8).

Encamina tu voluntad hacia Dios

"Son rectos de corazón los que hacen en esta vida la voluntad de Dios. Es voluntad de Dios que estés sano algunas veces; otras, que estés enfermo. Si la voluntad de Dios es dulce para ti cuando estás sano y amarga cuando estás enfermo, no eres de corazón recto. ¿Por qué? Porque no quieres encauzar tu voluntad en la voluntad de Dios, sino que pretendes torcer la de Dios a la tuya. La de Él es recta; la tuya, torcida. Tu voluntad debe ser encaminada a la de Dios, no torcer la suya hacia la tuya; así serás recto de corazón" (Comentario al Salmo 35, 16).


Antepón la voluntad de Dios

"Antepón la voluntad de Dios a la tuya. Escucha, pues, lo que añade tu Creador y Maestro, que te hizo, y para enseñarte se hizo El lo que hizo: se hizo hombre aquel que hizo al hombre, y permaneciendo Dios inconmutable, cambió al hombre para mejor... Te enseñó lo que tú debes pensar, qué debes decir, a quién debes invocar, en quién debes esperar, cuya voluntad segura y divina debes anteponer a la tuya humana y flaca... Tomó sobre sí la flaqueza humana para enseñar a quien estuviese contristado y conturbado a decir: Pero no sea como yo quiero, sino como tú, Padre, quieres. Y así, anteponiendo la voluntad divina a la voluntad humana, el hombre sube de lo humano a lo divino" (Comentario a Juan 52, 3).

Informaos en la Palabra de Dios

"Creed, entended, temed, absteneos de toda obra mala; informaos en la palabra de Dios, amad que os digan lo que quiere Dios y qué promete a los que cumplen su voluntad. Y para que se realice lo que El manda, roguemos a Dios y Dios ayudará" (Sermón 77 A, 4).

Como ángeles de Dios

"Te sirven los ángeles en el cielo, sirvámoste nosotros en la tierra. No te ofenden los ángeles en el cielo, tampoco lo hagamos nosotros en la tierra. Como ellos hacen tu voluntad, hagámosla también nosotros. ¿Qué pedimos aquí sino el ser buenos? Cuando cumplimos la voluntad de Dios -sin duda alguna, él hace siempre la suya-, entonces se cumple en nosotros su voluntad" (Sermón 58, 4).

Sé amigo del Señor tu Dios

"¿Por qué lo quiso Dios? ¿Por qué lo quiso? Hasta que lo averigües, sométete a la voluntad del Señor tu Dios, haciéndote su amigo, puesto que conoces su intención. ¿Qué siervo hay tan soberbio que, si su señor le ordena que realice algo, le responde 'Por qué'? El Señor tiene cabe sí su intención: se somete a él si la cumple, si la realiza bien, si de siervo se convierte en amigo, según lo que dijo el mismo Señor: 'Ya no os llamaré siervos, sino amigos'. Quizá llegue a conocer también la intención de su señor; entre tanto, antes de conocerla, sufra de buen grado su voluntad" (Sermón 296, 7).


Lo mejor es lo que quiere Dios

"Cambiad de vida y estad dispuestos todos a reconciliaros con la voluntad de Dios, porque lo mejor para el hombre es lo que quiere Dios, no lo que nosotros queremos" (Sermón 335 H, 3).

Magnificat...

GUARDA TU TESORO EN ELCIELO

"He aquí que conoces ya la voluntad de tu Señor, que quiere que guardes tu tesoro en el cielo; tú, al guardarlo en la tierra, te haces merecedor de los azotes con tu acción. Y, cuando eres azotado, blasfemas, murmuras y osas decir que tu Señor no debió hacer contigo lo que está haciendo. ¿Debías hacer tú, siervo malo, eso que estás haciendo?" (Sermón 296, 11).

CONOCES LO QUE DEBES AMAR

"Se predica el Evangelio que ya llena todo el mundo. Antes de ser predicado se desconocía la voluntad de Dios; con su predicación quedó al descubierto. Al predicarse el Evangelio, se nos dijo lo que debemos amar, lo que debemos despreciar, hacer, evitar, esperar. Todo esto lo hemos oído; en ninguna parte del mundo se desconoce la voluntad de Dios" (Sermón 296, 11).

PARA TENER CORAZÓN RECTO

"Como tenía fijo el corazón en Dios, por lo mismo era recto. Siendo Dios recto, cuando afianzas en El tu corazón, te sirve de troquel para que tu corazón sea recto. Fija, pues, tu corazón en El, y le tendrás recto" (Comentario al salmo 93, 19).

Endereza tu corazón a Dios

        "¿Quiénes son los rectos de corazón? Los que quieren lo que Dios quiere... Endereza tu corazón y dirígele a Dios, porque el Señor se compadeció de los débiles. Ve en su cuerpo, es decir, en su Iglesia, a los enfermos, que primeramente intentaron seguir su voluntad; pero, al ver que la voluntad de Dios era otra distinta a la suya, se encaminaron y dirigieron su corazón a aceptar y seguir el querer de Dios. No pretendas encauzar la voluntad de Dios a la tuya, sino endereza la tuya hacia Dios. La voluntad de Dios es como una regla. Mira, piensa que torciste tu regla. ¿De qué te valdrás para enderezarla? La de Dios permanece intangible; es una regla inmutable. Mientras hay una regla inalterable tienes un medio de enderezar y corregir tu deformidad, tienes un medio de alinear lo que en ti está torcido. Pero ¿qué quieren los hombres? Poco es que tengan torcida su voluntad; pretenden aun más, quieren torcer la voluntad de Dios según tienen ellos torcido su corazón, para que así haga Dios lo que ellos quieren, siendo así que ellos deben hacer lo que Dios quiere" (Comentario al salmo 93, 18).

Querer lo que Dios quiere

"Se dice del hombre que tiene corazón recto cuando quiere todo lo que Dios quiere. Atended. Ora un individuo para que no le sobrevenga algo; ora y no se le impide. Ore cuanto pueda. Pero, si le sobreviene algo contra su querer, se someta a la voluntad de Dios, no se oponga al sublime querer... Luego, si el corazón recto va en pos del querer de Dios, el depravado se opone a El" (Comentario al salmo 100, 6).

Hagamos la voluntad de Dios

"El Maestro, pues, de la humildad ha venido, no a hacer su voluntad, sino la voluntad del que le envió. Lleguémonos a Él introduzcámonos en Él e incorporémonos a Él para que tampoco hagamos nosotros nuestra voluntad, sino la voluntad de Dios" (Comentario a Juan 25, 18).

Ordena tus amores...

La búsqueda de Dios es un proceso que implica ordenar el Amor, amar más lo que más debe ser amado, amar menos lo que menos debe ser amado, amar igualmente lo que de un mismo modo debe ser amado


Se convirtieron en adoradores

"¿Qué decir de los desdichados judíos que mostraron el testimonio de la profecía a los magos, que preguntaban por Cristo, y les indicaron la ciudad de Belén? Fueron semejantes a los constructores del arca de Noé: dieron a los otros con qué escapar del diluvio y ellos perecieron en él; semejantes a las piedras miliarias: mostraron el camino sin poder andarlo ellos... Los que preguntaron, lo oyeron y se fueron; los doctores lo dijeron, y se quedaron; separados por los distintos afectos, unos se convirtieron en adoradores y otros en perseguidores" (Sermón 373, 4).


Gran Misterio

"A través de estos cielos tronó el artífice y morador de los cielos; trueno que asustó al mundo, y he aquí que ya cree. ¡Gran misterio! Yacía todavía en el pesebre, y ya guiaba a los magos desde oriente. Escondido en un establo, era reconocido en el cielo, para que, reconocido en el cielo, se manifestase en el establo y este día recibiese el nombre de Epifanía, que puede traducirse por 'manifestación'. Al mismo tiempo muestra su excelsitud y su humildad, para que quienes le buscaban hallasen en un estrecho establo al que los cielos abiertos mostraban con las señales de los astros; para que, aunque inválido por sus miembros infantiles y envuelto en pañales de niño, fuese adorado por los magos y temido por los malos" (Sermón 200, 1).


VINIERON DE CERCA O DE LEJOS PARA ADORAR


"Se nos dice que en este día adoraron al Señor los magos, advertidos por la aparición de una estrella que iba delante guiándoles. En el mismo día en que él nació vieron la estrella en el oriente, y reconocieron quién era aquel cuyo nacimiento se les había indicado. Desde aquel preciso día hasta el de hoy estuvieron en camino, aterrorizaron al rey Herodes con su proclama y se encontraron con los judíos, quienes, con la Escritura profética en la mano, les respondieron que Belén era la cuidad en que había de nacer el Señor. Teniendo la misma estrella por guía, llegaron luego hasta el mismo Señor, y, cuando les fue mostrado, lo adoraron, le ofrecieron oro, incienso y mirra, y regresaron por otro camino. En el mismo día de su nacimiento se manifestó a unos pastores advertidos por los ángeles, y en el mismo día, lejos, en el oriente, recibieron el anuncio los magos a través de una estrella, pero solamente en esta fecha fue adorado por ellos. Toda la Iglesia de la gentilidad ha aceptado celebrar con la máxima devoción este día, pues ¿qué otra cosa fueron aquellos magos sino las primicias de los gentiles? Los pastores eran israelitas; los magos, gentiles; aquéllos vinieron de cerca; éstos de lejos; pero unos y otros coincidieron en la piedra angular" (Sermón 202, 1).

SE DIGNÓ HACERSE HOMBRE


"Se dignó hacerse hombre, ¿qué más quieres? ¿O se humilló Dios poco por ti? El que era Dios se hizo hombre. Estrecho era el establo: envuelto en pañales, fue colocado en un pesebre. Lo escuchasteis cuando se leyó el evangelio. ¿Quién hay que no se admire? El que llenaba el mundo no encontraba lugar en el establo; puesto en el pesebre se convirtió en vianda para nosotros... Fíjate en el pesebre" (Sermón 189, 4).


PRESUMID DE SER HIJOS DE DIOS

"Presumid de ser hijos de Dios una vez recibido el poder serlo. Por nosotros se hizo temporal el hacedor de los tiempos; por vosotros apareció en la carne el autor del mundo; por vosotros fue creado el creador... En la tierra ha brillado una esperanza mucho más esplendorosa, hasta el punto de que al hombre terreno se le promete una vida celestial... Para hacer dioses a los que eran hombres, el que era Dios se hizo hombre" (Sermón 192, 1).

DEBILIDAD MANIFIESTA, HUMILDAD MARAVILLOSA

"El que contiene el mundo yacía en un pesebre; no hablaba, y era la Palabra. Al que no contienen los cielos, lo llevaba el seno de una sola mujer: ella gobernaba a nuestro rey; ella llevaba a aquel en quien existimos; ella amamantaba a nuestro pan. ¡Oh debilidad manifiesta y humildad maravillosa, en la que de tal modo se ocultó la divinidad! Gobernaba con el poder a la madre, a la que estaba sometida su infancia, y alimentaba con la verdad a aquella cuyos pechos le amamantaban. Complete en nosotros sus dones el que no desdeñó asumir también nuestros comienzos; háganos también hijos de Dios el que por nosotros quiso ser hijo del hombre" (Sermón 184, 3).


Tanto nos amó

"¡Qué alabanzas proclamaremos, pues, al amor de Dios! ¡Cuántas gracias hemos de darle! Tanto nos amó que por nosotros fue hecho en el tiempo aquel por quien fueron hechos los tiempos, y en este mundo fue en edad menor que muchos de sus siervos el que era más antiguo que el mundo por su eternidad; tanto nos amó que se hizo hombre el que hizo al hombre, fue creado de un madre a la que él creó, fue llevado en las manos que él formó, tomó el pecho que él llenó y lloró en el pesebre la infancia muda, la Palabra sin la que es muda la elocuencia humana. Considera, ¡oh hombre!, lo que vino a ser Dios por ti; aprende la doctrina de tan gran humildad de la boca del doctor que aun no habla. En otro tiempo, en el paraíso fuiste tan fecundo que impusiste el nombre a todo ser viviente; a pesar de ello, por ti yacía en el pesebre, sin hablar, tu creador; sin llamar por su nombre ni siquiera a su madre. Tú, descuidando la obediencia, te perdiste en el ancho jardín de árboles fructíferos; él, por obediencia, vino en condición mortal a un establo estrechísimo, para buscar, mediante la muerte, al que estaba muerto. Tú, siendo hombre, quisiste ser Dios, para tu perdición; él, siendo Dios, quiso ser hombre, para hallar lo que estaba perdido. Tanto te oprimía la soberbia humana, que sólo la humildad divina te podía levantar" (Sermón 188, 2‑3).


Obra la Justicia y tendrás Paz

"Obra justicia y tendrás la paz, para que así se besen la paz y la justicia. Si no amas la justicia, te faltará la paz. Estas dos virtudes: la paz y la justicia se aman y besas mutuamente, de tal modo, que quien obrase justicia encontrará la paz que abraza la justicia. Son dos amigas. Tú tal vez quieres tener una, y, sin embargo, no ejecutas la otra. Nadie hay que no anhele la paz, pero no todos ejecutan la justicia. Pregunta a cualquier hombre: ¿Quieres la paz? A una te responde todo el género humano: La deseo, la anhelo, la quiero, la amo. Ama también la justicia, porque la justicia y la paz son dos amigas inseparables; se besan entre sí. Si no amas a la amiga de la paz, no te amará la misma paz ni se acercará a ti. ¿Qué es de extrañar que se desee la paz? Cualquier malo la desea. Ella es una buena cosa. Pero obra justicia, porque la paz y la justicia se besan, no litigan. ¿Por qué pleiteas tú con la justicia? Ve que la justicia te dice: no robes, y no la oyes; no adulteres, y no le haces caso; no hagas a otro lo que tú no quieres soportar; no digas a nadie lo que a ti no quieres que te digan. La paz te dice: Eres enemigo de mi amiga, ¿a qué me buscas? Soy amiga de la justicia; no me acerco a cualquiera que encuentre enemigo de mi amiga. ¿Quieres poseer la paz? Obra la justicia. De aquí que otro salmo dice: Apártate del mal y obra el bien; esto es amar la justicia; y cuando te hubieres apartado ya del aml y hubieres hecho el bien, busca la paz y vete en pos de ella. Una vez ejecutado esto, no la buscarás por mucho tiempo, porque ella misma saldrá a tu encuentro para besar a la justicia" (Comentario al salmo 84, 12).