Elegid a quienes imitar

"En el dia de hoy, una vez celebrada la solemnidad de los misterios, se entremezclarán los bautizados y regenerados en Cristo con todo el pueblo de Dios.A ellos vamos a dirigir la palabra: a vosotros en ellos y a ellos en vosotros… Puesto que sois miembros de Cristo, he aquí mi exhortación. Escúchenme aquellos con quienes os vais a mezclar. Hoy temo por vosotros, no tanto por causa de los paganos, ni de los judíos, ni de los herejes, sino por causa de los malos católicos. Elegid vosotros a quiénes imitar de entre todo el pueblo de Dios; pues, si queréis imitar a la turba, os excluís de los pocos que caminan por la senda estrecha. Alejaos del robo, del fraude y del perjurio. ¡Lejos de vosotros el abismo de la borrachera! Temed a la fornicación como a la muerte; no la muerte que libera al alma del cuerpo, sino aquella que hará que el alma arda por siempre con el cuerpo" (Sermón 224).

Muertos con Cristo

"Por razón de esta fe, esperanza y caridad, con que empezamos a estar bajo la gracia, estamos ya muertos con Cristo y sepultados en El, por el bautismo, según dice el Apóstol: porque nuestro hombre viejo ha sido crucificado juntamente con él; y hemos resucitado con él porque juntamente nos resucitó y juntamente nos hizo sentar en los cielos. De ahí procede aquella exhortación: Gustad las cosas de arriba, no las de la tierra… Mientras vivimos en esta esperanza, el cuerpo ha muerto por el pecado; pero el espíritu es vida por la justicia. Pero fíjate en lo que sigue: Y si el Espíritu, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en vosotros, quien resucitó a Cristo de entre los muertos vivificará vuestros cuerpos mortales por su Espíritu, que en nosotros habita. Eso es lo que espera para el fin de los tiempos la Iglesia universal, que se encuentra en la peregrinación de la mortalidad; eso es lo que se le dio a entender de antemano en el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, que es el primogénito de los muertos, ya que su cuerpo, del que El es cabeza, no es otro que la Iglesia" (Carta 55, 2, 3).

Cristo está Necesitado

Demos de comer en esta tierra a Cristo hambriento, démosle de beber cuando tenga sed, vistámosle si está desnudo, acojámosle si es peregrino, visitémosle si está enfermo. Son necesidades del viaje. Así hemos de vivir en esta peregrinación, donde Cristo está necesitado. Personalmente está lleno, pero tiene necesidad en los suyos. Quien está lleno personalmente, pero necesitado en los suyos, lleva a sí a los necesitados. Allí no habrá hambre, ni sed, ni desnudez, ni enfermedad, ni peregrinación, ni fatiga, ni dolor. No sé lo que habrá allí, pero sé que estas cosas no existirán. Estas cosas que no existirán allí las conozco; pero lo que vamos a encontrar ni el ojo lo vio, ni el oído lo oyó, ni subió a corazón de hombre" (Sermón 236, 3).