(Comentario al evangelio de Juan 14, 5).
Todo lo ha recibido
"Antes de la venida del Señor Jesús se jactaba de sí mismo el hombre. Viene aquel hombre para que la gloria del hombre mengue y vaya en auge la gloria de Dios. Porque viene Él sin pecado y nos halla a todos con pecados. Si es verdad que viene El a perdonar pecados, que dé Dios con largueza y que el hombre confiese sus pecados. La humildad del hombre es su confesión, y la mayor elevación de Dios es su misericordia. Si, pues, viene El a perdonar al hombre sus pecados, que reconozca el hombre su miseria y que Dios haga brillar su misericordia. Justo es que crezca El y que yo mengüe, esto es, que El dé y que yo reciba; que El sea glorificado y yo confiese mis pecados. Comprenda el hombre su situación y confiese a Dios sus pecados y oiga con atención al Apóstol, que se dirige al hombre soberbio y pagado de sí y que quiere engreírse: ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido? Comprenda, pues, el hombre (que pretendía atribuirse a sí mismo lo que no es suyo) que todo lo ha recibido y humíllese; le es mejor que sea Dios en él glorificado"
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