También las fieras aman a sus hijos
"También las fieras aman a sus hijos: los aman los áspides, los tigres, los leones. No hay fiera alguna que no se insinúe con ternura a sus hijos. Pues, aunque aterrorice a los hombres, acaricia a sus pequeñuelos. Ruge el león en la selva, y nadie pasa; entra en su guarida, donde tiene sus cachorros, y depone toda su ferocidad. Así, pues, quien no ama a sus hijos, es peor que un león. Se trata de un amor humano, pero un amor lícito" (Sermón 349, 2).
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