Corregir

"¿Qué ha podido darte tu padre, hasta llegar a corregirte, a azotarte, a utilizar el látigo y a pegarte? ¿Acaso pudo otorgarte una vida sin fin?... Y golpeó al hijo por temor a que se perdiese el fruto de sus fatigas; por haberle dejado lo que ni podía retener aquí ni llevar consigo. Nada te dejó aquí que pudiera seguir perteneciéndole. Desapareció él, para que así le sucedieras tú. Tu Dios, tu redentor, tu domador, castigador y padre te castiga. ¿Con qué finalidad? Para que recibas una herencia, para lo cual no es preciso en este caso sepultar a tu padre" (Sermón 55, 5).


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