"Perversa y dañina es la permisión, el dejar rienda suelta a los pecados. Del todo inútil y muy perniciosa es en el hijo la sensación del consentimiento del padre, para luego sentir la severidad de Dios; y esto no sólo él, sino acompañado de su negligente padre. ¿Cómo es esto? Sí, porque, aunque el padre no peque realizando lo que hace su hijo, ¿no deberá mantenerlo apartado de la maldad? ¿O acaso es para que el hijo piense que su padre haría lo mismo si no hubiera envejecido?" (Comentario al salmo 50, 24).
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