El pan cotidiano

"Existe otro pan cotidiano: el que piden los hijos. Es la palabra de Dios que se nos ofrece día a día. Nuestro pan es cotidiano: con él viven las mentes, no los vientres. Es necesariotambién para nosotros, que trabajamos ahora en la viña; es alimento, no recompensa. Dos cosas debe al jornalero quien le arrienda para trabajar en la viña: el alimento para que no decaiga, y la recompensa de que se alegre.Nuestro alimento cotidiano en esta tierra es la palabra de Dios que se distribuye siempre a las iglesias; nuestra recompensa, posterior al trabajo, se llama vida eterna"
 (Sermón 56, 10).

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