Nos sostiene el rocío de la Palabra

“Luego en este mundo no debemos desear la hartura. Aquí ha de sentirse la necesidad; allí seremos saciados. Pero ahora, para no desfallecer en el desierto, nos sostiene el rocío de la palabra de Dios y no permite que nos sequemos por completo a fin de que no tengamos nueva aspiración de lo nuestro, sino que de tal modo sintamos sed, que bebamos. Mas para beber, ahora somos rociados por alguna gracia suya; sin embargo, sentimos sed"
 (Comentarios a los Salmos 62, 3).

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