"Como Cristo tomó la semejanza de la carne pecadora, quiso sufrir, comenzando desde la infancia, las, vicisitudes de las edades, y hace presumir que hasta la muerte por consunción senil le hubiera llegado, a no habérsele quitado la vida siendo joven. Y esta muerte en los hombres verdaderamente pecadores es una deuda, pagada por la desobediencia, pero en el que tomó sólo semejanza de pecador fue aceptada por obediencia voluntaria. Pues cuando iba a enfrentarse con ella y los padecimientos de la pasión, dijo: He aquí que viene el príncipe de este mundo, pero en mí no hallará tacha alguna: sin embargo, para que todos vean que hago la voluntad de mi Pasre, levantaos, vámonos de aquí. Y dichas estas palabras, se ofreció a ir a la muerte indebida, hecho obediente hasta la muerte"
Sobre los méritos y el perdón de los pecados 2, 29, 48.
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