"Y misericordioso sobremanera. No sólo eres misericordioso, sino misericordioso en gran manera. Abunda nuestra iniquidad, pero también se multiplica tu misericordia. Eres misericordioso sobremanera para todos los que te invocan. ¿Cómo se entiende lo que dice la Escritura en muchísimos lugares: Me invocarán y no les oiré, siendo así que también es cierto es misericordioso para con todos los que le invocan, sino que algunos que invocan no le invocan? De éstos, pues, se dice: No invocaron a Dios. Invocan, pero no a Dios. Invocas a lo que amas. Invocas a todo lo que llamas hacia ti; invocas a todo lo que quieres que a ti venga. En efecto, si invocas a Dios para conseguir dinero, heredad, gloria mundana, invocas a estas cosas que intentas conseguir, constituyendo a Dios en ayudador de tus concupiscencias, mas no en oidor de tus deseos. (Según tú), Dios es bueno si da lo que pretendes. Pero qué, si quieres algo malo, ¿acaso no será, si te lo niega, más misericordioso? En fin, si no te lo concede, Dios es un mito para ti… Invoca a Dios como Dios; ama a Dios como Dios; no hay cosa mejor que El. Deséale, anhélale. Ve al que invoca a Dios en otro salmo: Una sola cosa pedí al Señor, ésta intentaré. ¿Qué pide? Habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida. ¿Y esto para qué? Para contemplar el deleite del Señor. Si quieres amar a Dios, ámale con los más sinceros, profundos y castos anhelos; ámale, inflámate en su deseo, codicia a Aquel, que no encontrarás ni más grato, ni mejor, ni más deleitable, ni más durable. ¿Qué cosa más duradera que lo que es eterno? No temerás que en algún tiempo perezca para ti el que hace que no perezcas tú. Si tú invocas a Dios como Dios, es decir, sóio por ser Dios, estáte seguro; serás oído; perteneces a aquellos de los que habla este versillo: Es sobremanera misericordioso para con todos los que le invocan"
(Comentario al salmo 85, 8).