"Como de nada sirve lo que tienes si te falta la buena voluntad; así, no te entristezcas porque no tengas, si tienes un buen deseo. Pues ¿qué siembras? La misericordia. ¿Qué recoges? La paz. ¿Por ventura dijeron los ángeles: Paz en la tierra para los hombres ricos? No; sino que dijeron: Paz en la tierra para los hombres de buena voluntad. Zaqueo tuvo un gran deseo, tuvo una gran caridad. Hospedó al Señor; le recibió con gozo; prometió dar la mitad de su patrimonio a los pobres y devolver el cuadruplo de lo que hubiera robado. Retuvo la mitad para sí con el fin de tener para pagar las deudas, no para seguir poseyendo. Tuvo un gran deseo; mucho dio, mucho sembró. Luego la viuda que dio dos ochavos, ¿sembró poco? ¿Qué digo? Tanto cuanto Zaqueo. Tenía menos haberes, pero igual voluntad. Entregó dos ochavos con el mismo amor con que Zaqueo entregó la mitad de su patrimonio. Si atiendes a lo que dieron, verás que es distinto; pero, si observas cómo lo dieron, percibirás que es igual. Ella dio cuanto tenía, él lo que poseía"
(Comentario al salmo 125, 11).
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