"Alguna vez también el rico es pobre y recibe algo del pobre. Se acerca un individuo, tanto más débil cuanto es más rico, a un río; si, desnudándose, atravesase el río, se enfriaría, enfermaría, moriría; se acerca un pobre robusto, traspasa al rico; dio al rico una limosna. Luego no penséis que únicamente son pobres aquellos que no tienen dinero. Ve en el individuo en qué cosa es cada uno pobre, porque quizás tú eres rico en lo que él es pobre, y, por tanto, tienes de qué prestarle. Quizás le prestes tus miembros, y esto es mucho más que si le dieses dinero. Necesita consejo: tú eres hombre de consejo; él es pobre; tú eres rico en cuanto al consejo. Ve que no trabajas ni pierdes nada; das el consejo y diste limosna. Ahora, hermanos míos, al hablaros, ante mí estáis como pobres, y, porque el Señor se dignó darme, os doy de ello a vosotros; así todos recibimos de Aquel que únicamente es rico. El Cuerpo de Cristo está constituido así; de este modo se unen y adunan los miembros comunes mediante la caridad y con el vínculo de la paz cuando cada uno ofrece lo que tiene al que carece de ello. Es rico por lo que tiene, es pobre por lo que carece. Estimaos así, amaos así. No miréis únicamente por vosotros; atended a los indigentes que están junto a vosotros. Pero como en esta vida se llevan a cabo estas cosas con trabajos y miserias, no desfallezcáis. Sembráis con lágrimas, recogeréis con gozo"
(Comentario al salmo 125, 13).
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