"Iban andando y lloraban al arrojar su simiente. ¿Por qué lloraban? Porque se hallaban entre infelices, y ellos lo eran también. Mejor es, hermanos míos, que no exista ningún desgraciado que tú hagas misericordia. Pues el que desea que existan desgraciados para obrar él misericordia, posee una misericordia cruel, así como sería una cruel medicina si el médico desease que hubiese muchos enfermos para ejercer la medicina. Es preferible que todos estén sanos antes que se ejerza la medicina. Luego mejor es que todos reinen felices en la patria que haya algunos con quienes se emplee la misericordia. Con todo, mientras existan algunos con quienes se necesite ejercer la misericordia, no dejemos de sembrar en esta desgracia. Porque, si sembramos con llanto, recogeremos con gozo"
(Comentario al salmo 125, 14).
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