"Haz misericordia al inicuo no como a inicuo. Al inicuo, en cuanto a inicuo, no le ampares, es decir, no se encamine tu intención y amor a proteger su iniquidad, porque está prohibido dar al pecador y acoger a los pecadores… Se dijo esto: cuando esté hambriento un individuo, si tienes de qué dar, da; si ves que se debe dar para socorrer a alguno, da. En estas circunstancias no se te entibien las entrañas de misericordia porque se te acerque un pecador, pues se te acerca un hombre pecador. Cuando digo "se te acerca un hombre pecador", pronuncio dos nombres. Estos dos nombres no han sido pronunciados en balde. Pronuncié dos nombres; uno, que es hombre; otro, que es pecador. En cuanto que es hombre, es hechura de Dios, y en cuanto que es pecador, es hechura del hombre. Da a la obra de Dios y no a la del hombre. "¿Y por qué me prohibes—dices—dar a la obra del hombre? ¿En qué consiste dar a la obra del hombre?" En dar al pecador por ser pecador, el cual te agrada por el pecado…También dice: El que recibiere al profeta, pero no sólo el que recibiere al profeta, sino a título de profeta, esto es, honrando en él el ser profeta. Por último, dice también: El que diere un vaso de agua fría a uno de estos pequeñuelos a título de discípulo, es decir, porque es discípulo de Cristo, porque es administrador de las cosas sagradas, en verdad os digo que no perderá su galardón. Luego de la manera que entiendes: El que recibiere al justo a título de justo, recibirá recompensa de justo, entiende también: El que recibiere al pecador a título de pecador, perderá el galardón" (Comentario al salmo 102, 13).
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