"Veamos cuánto haya perdonado y lo que sigue perdonando. Los introdujo en la tierra de promisión y conservó aquella nación hasta que, matando a Cristo, se encadenaron con el mayor de todos los crímenes; y, a pesar de haberlos despojado del reino y diseminado por todas las naciones gentiles, sin embargo, no los destruyó, sino que permanece el mismo pueblo, conservado por la sucesión de los hijos, llevando como Caín un signo para que nadie le mate, es decir, para que nadie le destruya por completo. Ved cómo se cumple lo que se dijo: El es misericordioso, y perdonará sus pecados y no los destruirá. Y con frecuencia refrenó su ira y no desfogó toda su cólera. Si hubiera desfogado contra ellos toda su cólera, no quedaría nada de aquella nación. Así Dios, a quien se canta la misericordia y el juicio, por su misericordia hace salir en este mundo el sol sobre buenos y malos; y, al fin del siglo, por su juicio, separando a los malos de su eterna luz, les castiga con eternas tinieblas"
(Comentario al salmo 77, 22).
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