"¿Por qué eligió ser abatido en la casa del Señor antes que habitar en las tiendas de los pecadores? Porque Dios ama la misericordia y la verdad. El Señor ama la misericordia con la cual primeramente me socorre; ama también la verdad dando al creyente lo que prometió. Oye la misericordia y la verdad (llevadas a cabo) en el apóstol San Pablo, siendo primero Saulo perseguidor. Necesitaba la misericordia y dijo que en él tuvo lugar: Yo primeramente fui blasfemo y -perseguidor y dañino, pero alcancé misericordia para que en mí mostrase primero Cristo Jesús toda longanimidad, sirviendo de ejemplo a aquellos que habían de creer en El en orden a la vida eterna. De modo que, habiendo recibido Pablo el perdón de tantos crímenes, nadie podrá desesperar de que le serán perdonados a él cualquier clase de pecados. Aquí tienes la misericordia. Dios no quiso entonces ejercer la verdad para castigar al pecador. Con todo, si el pecador fuese castigado, ¿acaso no se daría en esto la verdad? ¿O se atrevería a decir no debo ser castigado aquel que no podría decir no pequé? Y si dijese no pequé, ¿a quién se lo diría? ¿A quién engañaría? Luego el Señor primeramente le anticipó la misericordia, y después de la misericordia le dio la verdad. Óyele ya recabando la verdad. Primeramente dice: Conseguí la misericordia yo, que anteriormente fui blasfemo y perseguidor y dañino; pero por la gracia de Dios soy lo que soy. Más tarde ya, cuando se acercaba a la pasión, añade: Combatí el buen combate, terminé la carrera, custodié la fe, por lo demás me está reservada la corona de la justicia"
(Comentario al salmo 83, 16).
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