"Daos cuenta lo que hace la enfermedad y la salud. Cuando estaban enfermos fueron tolerados; cuando se curaron fueron redimidos. De ahí que nosotros, hermanos, siempre que nos toque padecer tales cosas, callemos. Tengamos presentes dos cosas: o dice verdad o mentira. «¿Qué pasaría si él no lo dijera y yo lo hubiera hecho? Pero si no lo dice y en realidad obra mal, es de desear que lo diga, para quedar yo confundido porque lo hice: ésta es la misericordia de Dios. Si dice aquello que no hice, me alegraré en mi propia tranquilidad y me doleré de la enfermedad del hermano. Se calentó mi corazón dentro de mí. Ardió el corazón dentro de mí a causa del amor que tengo a mi hermano. Pero hay tiempo de hablar y tiempo de callar. Ahora no puedo hablar"
(Sermón 16 A, 8).
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