Callaba como un cordero

“Cuando no respondía, callaba como un cordero; mas, cuando respondía, enseñaba como pastor. Aprendamos su enseñanza, trasmitida también por el Apóstol, de que no hay poder que no venga de Dios, y que mayor es el pecado de quien por envidia entrega a la justicia al inocente, para ser sacrificado, que el de la misma justicia dándole muerte por miedo a un poder superior. Tal era el poder que Dios había otorgado a Pilato, dejándolo también bajo el poder del César. Y así dice: No tuvieras sobre mí poder alguno, cualquiera que sea la potestad que tienes, si esta misma que tienes no te hubiera sido dada de arriba. Mas, porque yo conozco su extensión, no es tan grande, que tengas libertad absoluta; por eso, quien me entregó a ti tiene mayor pecado. Él por envidia me entregó a ti, y tú por cobardía lo ejerces contra mí. Ni por temor deba matar un hombre a otro hombre, pero matarlo por envidia es mucho peor que hacerlo por temor. Por eso el Maestro de la verdad no dice que el que me entregó a ti tiene pecado, como si Pilato estuviese exento de él, sino que dijo que tiene mayor pecado, dándole a entender que también él tenía pecado” 
(Comentario a Juan 116, 5).

No hay comentarios:

Publicar un comentario