No creían todavía

“En la lectura de hoy hemos advertido cómo él mismo, Cristo el Señor, reprochó a sus discípulos, sus primeros miembros, situados a su lado, el que no creyesen que estaba vivo el que lloraban muerto. Los padres de la fe aún no eran fieles; los maestros por los que todo el orbe de la tierra iba a creer lo que ellos habían de anunciar y por lo que habían de morir, no creían todavía. No creían que había resucitado el que habían visto que resucitaba los muertos. Merecido tenían el reproche. Quedaban al descubierto para que conocieran lo que eran por sí mismos y lo que iban a ser gracias a él” 
(Sermón 231, 1)

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