Alabemos a Dios de corazón

“Lo que en hebreo suena aleluya significa, en nuestra lengua, alabad a Dios. Alabemos, pues, al Señor nuestro Dios no sólo con la voz, sino también de corazón, porque quien lo alaba de corazón, lo alaba con la voz del hombre interior. La voz que dirigimos a los hombres es un sonido; la que dirigimos a Dios es el afecto". 
(Sermón 257,1)

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