Centro de Espiritualidad Agustiniana

Comenzamos la andadura del Centro de Espiritualidad Agustiniana con la intención de abrir un lugar de encuentro para todos. Como primera actividad queremos enviar diariamente, a partir del 1 de enero, un texto de san Agustín o sobre san Agustín, creemos que puede ser una bocanada de aire fresco de vida y para vivir. Siempre que quieras puedes enviar de vuelta tus comentarios o señalar algún aspecto. Si consideras que puede ser interesante para otras personas, amigos o conocidos puedes darles de alta, como figura en la parte de abajo del mensaje.
Para el funcionamiento del Centro estamos abiertos todas las sugerencias e ideas que nos puedas enviar. Ya desde ahora nos ponemos a tu disposición y te damos las gracias de antemano.
Con los mejores deseos de paz y amor,
El equipo: José Luis Gómez; Matías Pérez; Miguel Gumersindo de la Lastra y Santiago Sierra.

Exulten todos de gozo


"Exulten de gozo los varones, exulten las mujeres: Cristo nació varón, pero nació de mujer; ambos sexos quedan honrados... Exultad, jóvenes santos, los que elegisteis seguir ante todo a Cristo, los que no buscáis el matrimonio... Exultad, vírgenes santas: la virgen os parió a aquel con quien podéis casaros sin corrupción alguna, vosotras que no podéis perder lo que amáis ni concibiendo ni pariendo. Exultad, justos: ha nacido el justificador. Exultad, débiles y enfermos: ha nacido el salvador. Exultad, cautivos: ha nacido el redentor. Exultad, siervos: ha nacido el Señor. Exultad, hombres libres: ha nacido el libertador. Exultad todos los cristianos: ha nacido Cristo" (Sermón 184, 2).

Sana nuestras dolencias


"Con razón tengo yo gran esperanza en él de que sanarás todos mis achaques por su medio, porque el que está sentado a tu diestra te suplica por nosotros; de otro modo desesperaría. Porque muchas y grandes son las dolencias, sí; muchas y grandes son, aunque más grande es tu Medicina. De no haberse hecho tu Verbo carne y habitado entre nosotros, con razón hubiéramos podido juzgarle apartado de la naturaleza humana y desesperar de nosotros" (Confesiones 10,43,69)

Tarde te amé...

Tarde te amé..., Hermosura..., tan antigua y tan nueva..., tarde te amé... Tu estabas dentro de mi..., y yo fuera..., y por fuera te buscaba... (San Agustín)



El conocimiento de Dios


¿Qué ser humano podría conocer todos los tesoros de sabiduría y de ciencia ocultos en Cristo y escondidos en la pobreza de su carne? Porque, siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza. Pues cuando asumió la condición mortal y experimentó la muerte, se mostró pobre: pero prometió riquezas para más adelante, y no perdió las que le habían quitado.
¡Qué inmensidad la de su dulzura, que escondió para los que lo temen, y llevó a cabo para los que esperan en él!
Nuestros conocimientos son ahora parciales, hasta que se cumpla lo que es perfecto. Y para que nos hagamos capaces de alcanzarlo, él, que era igual al Padre en la forma de Dios, se hizo semejante a nosotros en la forma de siervo, para reformarnos a semejanza de Dios: y, convertido en hijo del hombre -él, que era único Hijo de Dios-, convirtió a muchos hijos de los hombres en hijos de Dios; y, habiendo alimentado a aquellos siervos con su forma visible de siervo, los hizo libres para que contemplasen la forma de Dios.
(Serm. 194,3)