Colgados de la Palabra

"Ahora estoy seguro de haber llegado la palabra de Dios a vuestro oídos. Bendito sea por ello el Señor y bendita su gloria. Reunidos aquí hoy y colgados de la palabra del despensero divino, no paréis los ojos en esta carne mía, por cuyo medio se os profiere; cuando hay hambre, no se mira la vileza del plato, sino la calidad del alimento. Dios se encargará de probaros. Ahora estáis aquí juntos, y la palabra divina os parece bien; ya vendrá la prueba, y se verá cómo la oís; asuntos tendréis donde mostrar quiénes sois. Porque también hay quien ayer oía con gran placer, y anda hoy por ahí lanzando insultos a todo pulmón… El sabe en qué manera oyes tú su palabra y con qué rigor ha de pedirte esto que me ordena darte. Ha querido sea yo el proveedor; la cobranza se la reservó él" 
(Sermón 125, 8).

La enseñanza única de las Escrituras

"Mas, en fin, ¿qué nos enseña el ejemplo del Señor? Habiendo ayunado Moisés, Elías y Cristo, luego la ley, los profetas y el Evangelio enseñan una cosa misma. La enseñanza única de todas las Escrituras es que te abstengas del siglo y vaya tu amor a Dios. Esta especie de ayuno hállase figurada en la ley por el ayuno de Moisés durante cuarenta días; en los profetas, por el de Elías durante cuarenta días, y en el Evangelio, por el ayuno del Señor cuarenta días también. Esto explica igualmente por qué se mostró el Señor en el monte de la Transfiguración entre Moisés y Elías. La ley y los profetas, en efecto, dan testimonio del Evangelio" 
(Sermón 125,9).

Sed cumplidores de la Palabra

"Es conveniente que os exhortemos a no ser sólo oyentes de la palabra, sino también cumplidores. ¿Quién, por el hecho de que os hablamos frecuentemente, sin parar mientes en nuestra obligación, no nos juzga cuando lee: Sea todo hombre rápido para escuchar y lento para hablar? Ved que la preocupación por vosotros no nos permite cumplir esta regla. Debéis, pues, orar y levantar a quien obligáis a ponerse en peligro. Con todo, hermanos míos, voy a deciros algo a lo que quiero que deis crédito, porque no podéis verlo en mi corazón. Yo, que tan frecuentemente os hablo por mandato de mi señor y hermano, vuestro obispo y porque vosotros me lo pedís, sólo disfruto verdaderamente cuando escucho" 
(Sermón 179, 2).

La Palabra se hizo carne

"¿Qué no hubiese podido hacer con la sola palabra si lo hubiese mandado? ¿Qué no puede hacer con la palabra la Palabra? No cualquier palabra, sino ésta: En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Esta Palabra, que al principio era Dios junto a Dios, se hizo carne para habitar entre nosotros. Luego la Palabra caminaba revestida de carne. Mientras la carne era visible, la Palabra estaba oculta. Pero con anterioridad, muchos profetas, cual mensajeros de ella en su espíritu y verdad, habían predicho que esta Palabra iba a venir en carne"
(Sermón 136 C)

Sin Cristo no entiendes

"Pues todas aquellas cosas que se profetizaban y se hacían encerraban ocultas significaciones y no se divisaban con evidentes manifestaciones. Empero, cuando hubieres pasado a Cristo, dice el Apóstol, será quitado el velo. Porque cuantas son las promesas de Dios, en él ha sido el sí y el amén (es decir, en Cristo se han cumplido). El que se adhiere a Cristo posee todo el bien que no entiende en la Escritura de la ley; pero el que es ajeno a Cristo ni entiende ni posee"
(Comentario al salmo 77, 7).

Hervir en caridad por la Palabra

"Entiende todo esto de la palabra de Dios, reconoce todo esto del espíritu de Dios. Comienza a hervir en caridad por la palabra que oyes y ve lo que ejecutó en ti el fuego, ministro de Dios. Que hace a sus espíritus ángeles, y fuego abrasador a sus ministros"
(Comentario al salmo 103, 16).

Eres justo si cumples la Palabra

"Bendecid al Señor todos sus ángeles, poderosos en fortaleza, ejecutores de su palabra. Luego tú sólo eres justo o fiel cuando cumples la palabra de Dios. Poderosos en fortaleza y ejecutores de su palabra a fin de que sea oída su voz" 
(Comentario al salmo 102, 27).

Posee la Palabra de Dios

"Entienda vuestra caridad a quiénes dijo el Apóstol: En medio de una generación extraviada y perversa, es decir, en medio de los inicuos, entre los cuales brilláis como luminares en el mundo reteniendo la palabra de vida. Por estas palabras nos previno en cierto modo para entender este salmo y conocer su título. Pues los santos, en quienes reside la palabra de vida, desdeñan, atendiendo al trato que tienen en el cielo, todas las cosas inicuas que tienen lugar en la tierra… Pues bien, así también el hombre que posee la palabra de Dios y se halla en medio de una generación extraviada y perversa, como luminar brilla en el cielo" 
(Comentario al salmo 93, 5).

La Palabra te muestra la belleza que tienes

"¿A éste quieres agradar?, ¡oh alma humana, oh una en muchos! Oigamos a la Iglesia, que tenía en sus componentes una sola alma y un solo corazón en Dios. A ésta habla el salmo. ¿Quieres agradarle? No podrás mientras permanezcas deforme. ¿Qué harás para ser hermosa? Primeramente que te desagrade tu deformidad, y entonces merecerás conseguir la hermosura de parte de Aquel a quien hermosa quieres agradar, pues será tu reformador el mismo que fue tu formador. Luego primero ve qué eres para que no te atrevas, siendo fea, a ir en pos de los besos del bello. ¿Y qué he de mirar para verme? Dios te proporcionó el espejo de la Escritura. En ella se lee: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. En esta lección se colocó ante tus ojos el espejo. Ve si eres lo que dices; si aún no eres, gime para que seas. El espejo te presenta tu rostro. Como ves que el espejo no te adula, tampoco tú te adules. El te muestra la belleza que tienes, ve cuál eres, y, si te desagrada, procura no ser así. Pues si, siendo fea, a ti misma te desagradas, ya agradas al bello"
(Comentario al salmo 103, 4).

Edifica sobre piedra

“Edifica sobre piedra, no sobre arena: oír y obrar, es edificar sobre piedra; no oír ni hacer, es no edificar. Si edificas sobre arena, edificas la ruina. Si nada edificas, te hallas expuesto a la lluvia, a las avenidas de los ríos, al viento, y serás arrastrado en lugar de permanecer en pie. Luego no hay que cruzarse de brazos, sino edificar; ni edificar de tal suerte, que se edifique la ruina; sino que ha de edificarse sobre piedra" 
(Comentario al salmo 102, 28).

No abandones la Palabra

"Tú tienes tu alimento, y el dragón el suyo. Si vives bien, tendrás por alimento a Cristo; pero, si te apartas de Cristo, serás alimento del dragón. Todos esperan de ti, Señor, que les des el alimento a su debido tiempo. ¿Qué se dijo al dragón? Comerás la tierra. Al dragón se le dijo: Comerás la tierra todos los días de tu vida. Oíste cuál es el alimento del dragón.¿No quieres que Dios te entregue para ser comido por el dragón? No seas alimento del dragón, es decir, no abandones la Palabra de Dios" 
(Comentario al salmo 103, IV, 11).

Los altos lugares de la Escritura

"¿De qué altos lugares se trata? Del cielo. ¿Y qué simboliza el cielo? La santa Escritura. ¿Cuáles son los más altos lugares de la divina Escritura? ¿Cuál es lo más alto que encontramos en la santa Escritura? Pregunta a san Pablo y te dirá: Os voy a mostrar un más excelente camino. ¿A qué llama camino excelsísimo? Si hablare las lenguas de los hombres y de los ángeles y no tuviere caridad, soy como bronce que suena o címbalo que tañe. Pero, si no puede hallarse nada más excelsísimo en la santa Escritura que la caridad, ¿cómo se cubren con aguas los más altos lugares del cielo, siendo así que el precepto de la caridad es el lugar más eminente de la Escritura?"
(Comentario al salmo 103, 9).

Retener la Palabra de Vida

"En el cuarto día fueron hechos los luminares para que el justo haga todas las cosas claramente, sin murmuraciones, reteniendo la palabra de vida en medio de una generación extraviada y perversa. Pues así como la noche no extingue el fulgor de las estrellas en el cielo, tampoco la iniquidad oscurece las mentes de los fieles afianzadas en el firmamento de la divina Escritura"
(Comentario al salmo 93, 29).

Los ángeles se rigen por la Palabra

"Pues los ángeles del cielo fueron antepuestos a las potestades aéreas, y de esto procede el proverbio que aquí se consigna. Pues los ángeles ven la ley inmutable, la ley eterna, que ordena sin texto escrito, sin palabras, sin estrépito, siempre inmutable y estable; la ven con el corazón puro, y por ella hacen lo que aquí se establece, y por ella se ordenan las potestades desde las más encumbradas hasta las más ínfimas. Por tanto, si las potestades del reino de los cielos se rigen por la Palabra de Dios, ¡cuánto más las bajas y terrenas! Luego sólo queda en los malos el deseo de dañar. El hombre únicamente tiene este deseo de dañar, la voluntad de exterminio" 
(Comentario al salmo 103, IV, 9).

La Escritura dice Verdad

"No hagáis caso de las sugerencias del diablo, que dice: "Si fueses justo, ¿no te enviaría pan el Señor por un cuervo como se lo envió a Elías? ¿Cómo se cumple lo que leíste: Jamás vi al justo desamparado ni a su estirpe pidiendo pan? Tú responde al demonio: La Escritura dice verdad: Jamás vi al justo abandonado ni a su estirpe buscando pan, porque tengo un pan que tú desconoces. ¿Qué pan? Oye al Señor:No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. ¿Creéis que es pan la Palabra de Dios? Si no fuese pan la Palabra de Dios, por la que fueron hechas todas las cosas, no diría ella misma: Yo soy pan vivo que bajé del cielo. Luego aprendiste a responder a tu tentador en las apreturas del hambre"
(Comentario al salmo 90, s.2, 6).

Las Escrituras para instruir

"El hombre que está firme en la fe, en la esperanza y en la caridad y que las retiene inalterablemente, no necesita de las sagradas Escrituras, si no es para instruir a otros. Así, muchos dirigidos por estas tres virtudes viven en los desiertos sin el auxilio de los Libros santos..." 
(De la doctrina cristiana 1, 39, 43). 

Los libros santos edifican

"¿Dónde, pues, encontrar las tres virtudes que el artificio de los Libros santos tiende a edificar en nuestras almas, fe, esperanza y caridad, sino en el alma de aquel que cree lo que intuye, y espera y ama lo que cree?" 
(La Trinidad 8, 4, 6). 

Nuestra alegría sea su Palabra

"Los aquí reunidos comamos de los manjares divinos, y nuestra alegría sea su palabra. Nos convida con su Evangelio. El es nuestro manjar, más dulce que ninguno, pero con tal de que se tenga sano el paladar del corazón" 
(Comentario a Juan 7, 2).

La Fuerza de la Palabra

"Mis fuerzas, hermanos, son escasas, pero son grandes las de la palabra de Dios. Demuestre su poder en vuestros corazones. Por lo tanto, lo que yo digo despacio lo habréis oído bien si obedecéis. Como por medio de una nube, el profeta Isaías, tronó el Señor. Si le oísteis, sin duda os habéis asustado. Lo dijo claramente, de modo que estas cosas no necesitan quien las explique, sino quien las cumpla.¿Para qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? ¿Quién solicitó esto de vuestras manos? Dios nos busca a nosotros mismos, no nuestras cosas. El sacrificio del cristiano es el socorro del pobre"
(Sermón 42, 1).

La Palabra de Dios es como un anzuelo

"Así es la Palabra de Dios y así debe de ser para los fieles, como el anzuelo para el pez, que lo coge cuando es cogido. No se hace un agravio a quienes son cogidos, puesto que lo son para darles la vida y no para destruirlos; por esto dijo el Señor a sus discípulos: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. No eran así estos tales judíos hijos de Abrahán, hijos del hombre de Dios. Eran sus descendientes carnales, pero habían degenerado no imitando la fe de aquel cuyos hijos eran" 
(Comentario a Juan 42, 1).

La Escritura es inmenso tesoro

"¿Qué es el vivir bien que aquí se aprende? En la ley hay muchos preceptos, donde está contenida, se manda y se aprende la misma vida buena. Los preceptos, sin duda, son muchos, innumerables. Apenas hay alguno capaz de contar las páginas en que están contenidos, ¿cuánto menos los mismos preceptos? Sin embargo, Dios quiso resumirlos y abreviarlos para que nadie pueda excusarse, bien porque no les va el leer, bien porque no saben, bien porque no los pueden entender fácilmente. Repito que, para que nadie tenga excusa en el día del juicio, quiso Dios, como está escrito, compendiar y abreviar su palabra sobre la tierra, según lo había predicho el profeta: Realmente el Señor hará una palabra compendiadora y abreviadora sobre la tierra.Esta misma palabra compendiada y abreviada quiso Dios que no fuese oscura. Además, breve, fácil de leer y clara, para que nadie diga: No me ha sido fácil entenderla. Las Sagradas Escrituras son como un inmenso tesoro que encierra en sí muchos preceptos maravillosos, a modo de muchas gemas y preciosos collares y vasos finos de buen metal. Pero ¿quién es capaz de examinar tan inmenso tesoro, de servirse de él y de llegar a descubrir todo lo que en él hay?"
(Sermón sobre la disciplina cristiana 2, 2).

Alabar con la vida la Palabra

"Vuestra caridad ha escuchado al mismo tiempo que yo el santo Evangelio. Quiera el Señor ayudarme para que, al hablaros del capítulo que hemos leído, lo que os diga sea adecuado para vosotros y fructifique en vuestras costumbres. Todo el que escucha la palabra de Dios debe pensar que acontecerá lo que en ella escucha. No busques alabar con la lengua la palabra de Dios y despreciarla con la vida. Lo que dice se siente suave cuando se escucha; ¡cuánto mayor será esa suavidad una vez realizado!"
(Sermón 53A, 1).

El Maestro será la Palabra

"Nadie será entonces maestro de la palabra, sino que el Maestro será la Palabra. Se sigue, pues, que a vosotros os toca realizarla y a nosotros amonestaros a ello. Vosotros sois, en efecto, los oyentes de la palabra, nosotros los predicadores. Pero dentro, donde nadie ve, somos todos oyentes; en el interior, en el corazón, en la mente, donde os enseña aquel que os exhorta a la alabanza. Yo os hablo exteriormente, él os despierta en el interior.Todos somos oyentes en el interior y todos debemos ser cumplidores de la palabra externa e internamente en la presencia de Dios...” 
(Sermón 179, 7).

Venid, comed bien, digeridlo mejor


"Es alimento que fortalece y no escasea; un alimento que no se acaba con la consumición; un alimento que sacia a los hambrientos y queda íntegro. Cuando vayáis de aquí a vuestras mesas no comeréis otro igual. Puesto que habéis venido a este banquete, comedio bien; y cuando os hayáis marchado, digeridlo mejor. Come bien y digiere mal quien oye la palabra de Dios y no la pone en práctica. No hace llegar a su cuerpo el jugo conveniente, sino que por la indigestión eructa una cruda molestia"
(Sermón 28, 2).

Edificar el doble amor

"El que juzga haber entendido las divinas Escrituras o alguna parte de ellas, y con esta inteligencia no edifica este doble amor de Dios y del prójimo, aún no las entendió. Pero quien hubiera deducido de ellas una sentencia útil para edificar la doble caridad, aunque no diga lo que se demuestra haber sentido en aquel pasaje el que la escribió ni se engaña con perjuicio, ni miente" 

(Sobre la doctrina cristina 1, 36, 40).

Escuchemos el Evangelio

"A la lección del santo evangelio que expliqué hace tiempo a vuestra caridad, sigue la lección de hoy, que ahora se ha leído. Oían hablar a la Verdad los veraces y los mentirosos, e igualmente oían amigos y enemigos a la Caridad, que hablaba, y al Bien, que estaba hablando, le oían buenos y malos. Oían ellos, pero el Señor discernía y veía y preveía a quiénes serviría de provecho el sermón. En los entonces presentes veía, y en nosotros, lo que en el futuro seríamos, preveía. Nosotros escuchemos el evangelio lo mismo que si estuviera el Señor presente. No se diga: ¡Oh, qué felices los que pudieron oírle!, ya que muchos que le vieron lo mataron, y, por el contrario, muchos entre nosotros, que no le vieron, creyeron en El. Lo que brotaba, como algo precioso, de la boca del Señor, se escribió y se guarda y se lee para nosotros, y se leerá para nuestros descendientes hasta que se acaben los siglos. El Señor está arriba, pero también está aquí el Señor Verdad. El cuerpo del Señor resucitado puede estar en un lugar, pero su verdad está difundida en todas partes. Escuchemos, pues, al Señor, y lo que de sus palabras nos diere a entender, digámoslo nosotros también"
 (Comentario a Juan 30, 1).

Estudiar con atención las Escrituras

"Nuestra industria es como excitada del sueño de la indolencia por la inquietud de los herejes, para que estudiemos con mayor atención las Escrituras y hallemos con qué salir al paso a los herejes para que no dañen a la grey de Cristo. Así, por la múltiple gracia del Salvador, aun eso mismo que el enemigo máquina para perder, Dios lo convierte en ayuda. Porque todo se les convierte en bien a los que aman a Dios. Vivas siempre en Dios, acordándote de mí, hermano carísimo" 
(Carta 194, 47).

Los Amantes de la Palabra

"En efecto, lo que hemos querido encarecer a los amantes de la palabra de Dios y a los entregados a la santa verdad es esto: aunque Juan anuncia y proclama en su obra al mismo Cristo -verdadero y veraz- que los otros tres evangelistas y que los otros apóstoles que no se propusieron dejar un relato escrito, pero que cumplieron su deber con la predicación, él, elevado ya desde el mismo comienzo de su libro a la faceta más excelsa de Cristo, rara vez acompaña a los otros"
 (Concordancia de los evangelistas 4, 10, 19).