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Estaba predicho

“Ved realizado lo escrito, cumplido lo predicho, a la vista lo leído. Escucha las palabras y mira los hechos; plena es la verdad, cierta la fe; perezca ya la incredulidad herética. Ved que está escrito: Así convenía. ¿Qué? Que Cristo padeciera: he aquí la predicción. Que resucitara de entre los muertos al tercer día: estaba predicho. Estas cosas las habían leído los judíos; las leían y no las veían, y para que los otros creyesen tropezaban ellos contra la piedra yacente. Pues, si le hubiesen conocido, nunca hubiesen crucificado al Señor de la gloria, y, si nunca hubiesen crucificado al Señor de la gloria, los pueblos no hubiesen creído en él, que nació y sufrió la pasión… Ved la gracia; ved que resucita, que se muestra a los ojos de los apóstoles, él que no se dignó mostrarse a los ojos de los judíos. Se da a ver a los ojos, y a tocar a las manos. Poco es esto: lee, saca a colación las Escrituras. También esto es poco: abre la inteligencia para comprender lo que lees” 
(Sermón 229 J, 4).

La caridad es lo más excelso

¿De qué altos lugares se trata? Del cielo. ¿Y qué simboliza el cielo? La santa Escritura. ¿Cuáles son los más altos lugares de la divina Escritura? ¿Cuál es lo más alto que encontramos en la santa Escritura? Pregunta a san Pablo y te dirá: Os voy a mostrar un más excelente camino. ¿A qué llama camino excelsísimo? Si hablare las lenguas de los hombres y de los ángeles y no tuviere caridad, soy como bronce que suena o címbalo que tañe. Pero, si no puede hallarse nada más excelsísimo en la santa Escritura que la caridad, ¿cómo se cubren con aguas los más altos lugares del cielo, siendo así que el precepto de la caridad es el lugar más eminente de la Escritura?
(Comentario al salmo 103, 9).

El camino de la caridad

¿Quién obra iniquidad? El que no tiene caridad. La caridad es la plenitud de la ley. Luego cubre sus más altos lugares con agua. ¿Qué dijo? En todas las santas Escrituras, la caridad ocupa el camino excelentísimo, el puesto más sublime; sólo los buenos la anhelan; los malos no participan, como nosotros, de ella; pueden participar del bautismo, pueden participar de los otros sacramentos, pueden participar de la oración, pueden hallarse dentro de estas paredes y formar parte de esta congregación, pero no participan de la caridad con nosotros. Esta es la fuente genuina de todos los bienes y de todas las cosas santas de la cual se dice: Ningún extraño participa de ti. ¿Quiénes son los extraños? Todos los que oyen: No os conozco... Luego el excelsísimo camino de la caridad se halla sobre los cielos y sobre todo ordenamiento. A ella están sometidos todos los decretos, a ella sirve toda palabra de los santos y todos los afectos o movimientos, tanto del alma como del cuerpo, de los administradores de Dios. Luego es camino excelentísimo y con razón cubre los lugares más altos del cielo con agua, porque nada encuentras más sublime en los libros divinos que la caridad
 (Comentario al salmo 103, 9).

Construir la casa de la Fe

“Ahora, repito, construid con amor espiritual la casa de la fe y de la esperanza; construidla con las buenas obras que no existirán allí, porque no habrá indigencia alguna. Poned, pues, como cimiento en vuestros corazones los consejos de los profetas y apóstoles; echad delante vuestra humildad cual pavimento liso y llano; defended juntos en vuestros corazones la doctrina saludable con la oración y la palabra cual firmes paredes; iluminadlos con los divinos testimonios cual si fueran lámparas; soportad a los débiles como si fuerais columnas; proteged bajo los techos a los necesitados, para que el Señor nuestro Dios os recompense los bienes temporales con los eternos y os posea por siempre una vez acabados y dedicados”
 (Sermón 337, 5).

La Gracia de la Fe

“Quiso que también los magos, a quienes había dado tan inequívoca señal en el cielo y a cuyos corazones había revelado su nacimiento en Judea, creyesen lo que sus profetas habían hablado de él. Buscando la ciudad en que había nacido el que deseaban ver y adorar, se vieron precisados a preguntar a los príncipes de los sacerdotes; de esta manera, con el testimonio de la Escritura, que llevaban en la boca, pero no en el corazón, los judíos, aunque infieles, dieron respuesta a los creyentes respecto a la gracia de la fe”
 (Sermón 199, 2). 

Escuchar las cosas claras

"A la lectura evangélica de ayer, sobre la cual dijimos lo que el Señor nos manifestó, sigue la de hoy, de la que hablaremos lo que el Señor nos conceda. Hay en las Escrituras algunas cosas tan claras, que más piden quién las escuche que quién las exponga. No conviene que en éstas nos detengamos, para que haya tiempo de explicar las que necesitan más detención" 
(Comentario a Juan 50, 1).

La Escritura es campo edificable

"El Señor, en un lugar de su Evangelio, dice que el sabio auditor de su palabra debe asemejarse al hombre que, queriendo construir un edificio, ahonda cavando hasta llegar a la estable y firme roca y sobre ella levanta ya con seguridad su fábrica contra la violencia impetuosa de las aguas. Y así, cuando esas aguas se lancen con violencia sobre ella, se estrellan contra su solidez antes que convertir en ruinas aquella construcción. Hay que pensar que la Escritura divina es como un campo en el que se va a levantar un edificio. No hay que ser perezoso ni contentarse con edificar sobra la superficie; hay que cavar muy hondo, hasta llegar a la roca viva. Esta roca viva es Cristo"
(Comentario a Juan 23, 1).

Penetrar en la Palabra

"Esto nos llena de turbación; mas con esta nuestra turbación no dejemos de sudar y de trabajar, y con el sudor llegaremos a purificarnos. Esforcémonos, cuanto con el socorro de Dios podamos, en penetrar en el abismo profundo de estas palabras. Tal vez sea temeridad querer discutir y escudriñar las palabras de Dios. Pero ¿para qué se dicen sino para que se sepan? Y ¿para qué han sonado sino para que se oigan? Y ¿para qué se oyen sino para que se entiendan? Que nos dé, pues, Él fuerzas y que nos conceda algo, cuanto Él se digne, y si aun con esto llegamos a la fuente, bebamos de los riachuelos" 

(Comentario a Juan 21, 12).

Dirigir la mirada a la Escritura

"Las montañas nos sirven de lo que reciben. Nuestra esperanza debe ponerse en la fuente misma de donde ellas fluyen. Cuando dirigimos nuestra mirada a las Escrituras, que nos han sido servidas por medio de los hombres, levantamos los ojos a lo alto, de donde nos viene el consuelo. Quienes escribieron las Escrituras eran hombres; su luz era recibida. La verdadera luz era Aquel que ilumina a todo hombre que viene a este mundo" 
(Comentario a Juan 1, 6).

Edificar sobre roca

“Hermanos míos, que vinisteis con entusiasmo a escuchar la palabra: no os engañéis a vosotros mismos a la hora de cumplir lo que escucháis. Pensad que, si es hermoso oírla, ¡cuánto más será el llevarla a la práctica! Si no la escuchas, si no pones interés en oírla, nada edificas. Pero si la oyes y no la llevas a la práctica, edificas una ruina… Por tanto, el escuchar la palabra y cumplirla equivale a edificar sobre roca. El sólo escuchar es ya edificar"

(Sermón 179, 8)

Abre la Escritura quien quita el velo

"La valla que respetan es la divina Escritura. ¿Y quién abre la Escritura sino aquel a quien se pasa para que le quite el velo? Ha llegado el tiempo del destape de éstos, es decir, de su exteriorización y manifestación, cuando llegue el Señor e ilumine los escondrijos de las tinieblas y manifieste los proyectos de los corazones, y entonces cada uno obtendrá la alabanza de Dios. Sólo Él hará esto a su tiempo: porque cuando se manifieste Él, que es nuestra vida, entonces también nosotros nos manifestaremos gloriosos con Él. Y los conducirá sobre el edificio: quien hará que posean lo que aquí dejaron edificado. Porque aquel cuya vivienda se mantiene firme recibirá su premio"
(Anotaciones a Job, 38, 33).

Escucha la Palabra

"Corrígete, escucha la Escritura. No me desprecies como a un hombre que celebra su aniversario; te hablo con palabras de la Escritura: No tardes en convertirte al Señor. Estas palabras no son mías, pero son también mías; si las amo, son mías; amadlas, y serán vuestras. Lo que estoy diciendo está tomado de la Escritura; si lo desprecias, se convierte en tu adversario"
(Sermón 339, 7).

La enseñanza única de las Escrituras

"Mas, en fin, ¿qué nos enseña el ejemplo del Señor? Habiendo ayunado Moisés, Elías y Cristo, luego la ley, los profetas y el Evangelio enseñan una cosa misma. La enseñanza única de todas las Escrituras es que te abstengas del siglo y vaya tu amor a Dios. Esta especie de ayuno hállase figurada en la ley por el ayuno de Moisés durante cuarenta días; en los profetas, por el de Elías durante cuarenta días, y en el Evangelio, por el ayuno del Señor cuarenta días también. Esto explica igualmente por qué se mostró el Señor en el monte de la Transfiguración entre Moisés y Elías. La ley y los profetas, en efecto, dan testimonio del Evangelio" 
(Sermón 125,9).

Sed cumplidores de la Palabra

"Es conveniente que os exhortemos a no ser sólo oyentes de la palabra, sino también cumplidores. ¿Quién, por el hecho de que os hablamos frecuentemente, sin parar mientes en nuestra obligación, no nos juzga cuando lee: Sea todo hombre rápido para escuchar y lento para hablar? Ved que la preocupación por vosotros no nos permite cumplir esta regla. Debéis, pues, orar y levantar a quien obligáis a ponerse en peligro. Con todo, hermanos míos, voy a deciros algo a lo que quiero que deis crédito, porque no podéis verlo en mi corazón. Yo, que tan frecuentemente os hablo por mandato de mi señor y hermano, vuestro obispo y porque vosotros me lo pedís, sólo disfruto verdaderamente cuando escucho" 
(Sermón 179, 2).

Sin Cristo no entiendes

"Pues todas aquellas cosas que se profetizaban y se hacían encerraban ocultas significaciones y no se divisaban con evidentes manifestaciones. Empero, cuando hubieres pasado a Cristo, dice el Apóstol, será quitado el velo. Porque cuantas son las promesas de Dios, en él ha sido el sí y el amén (es decir, en Cristo se han cumplido). El que se adhiere a Cristo posee todo el bien que no entiende en la Escritura de la ley; pero el que es ajeno a Cristo ni entiende ni posee"
(Comentario al salmo 77, 7).

Eres justo si cumples la Palabra

"Bendecid al Señor todos sus ángeles, poderosos en fortaleza, ejecutores de su palabra. Luego tú sólo eres justo o fiel cuando cumples la palabra de Dios. Poderosos en fortaleza y ejecutores de su palabra a fin de que sea oída su voz" 
(Comentario al salmo 102, 27).

Posee la Palabra de Dios

"Entienda vuestra caridad a quiénes dijo el Apóstol: En medio de una generación extraviada y perversa, es decir, en medio de los inicuos, entre los cuales brilláis como luminares en el mundo reteniendo la palabra de vida. Por estas palabras nos previno en cierto modo para entender este salmo y conocer su título. Pues los santos, en quienes reside la palabra de vida, desdeñan, atendiendo al trato que tienen en el cielo, todas las cosas inicuas que tienen lugar en la tierra… Pues bien, así también el hombre que posee la palabra de Dios y se halla en medio de una generación extraviada y perversa, como luminar brilla en el cielo" 
(Comentario al salmo 93, 5).

La Palabra te muestra la belleza que tienes

"¿A éste quieres agradar?, ¡oh alma humana, oh una en muchos! Oigamos a la Iglesia, que tenía en sus componentes una sola alma y un solo corazón en Dios. A ésta habla el salmo. ¿Quieres agradarle? No podrás mientras permanezcas deforme. ¿Qué harás para ser hermosa? Primeramente que te desagrade tu deformidad, y entonces merecerás conseguir la hermosura de parte de Aquel a quien hermosa quieres agradar, pues será tu reformador el mismo que fue tu formador. Luego primero ve qué eres para que no te atrevas, siendo fea, a ir en pos de los besos del bello. ¿Y qué he de mirar para verme? Dios te proporcionó el espejo de la Escritura. En ella se lee: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. En esta lección se colocó ante tus ojos el espejo. Ve si eres lo que dices; si aún no eres, gime para que seas. El espejo te presenta tu rostro. Como ves que el espejo no te adula, tampoco tú te adules. El te muestra la belleza que tienes, ve cuál eres, y, si te desagrada, procura no ser así. Pues si, siendo fea, a ti misma te desagradas, ya agradas al bello"
(Comentario al salmo 103, 4).

No abandones la Palabra

"Tú tienes tu alimento, y el dragón el suyo. Si vives bien, tendrás por alimento a Cristo; pero, si te apartas de Cristo, serás alimento del dragón. Todos esperan de ti, Señor, que les des el alimento a su debido tiempo. ¿Qué se dijo al dragón? Comerás la tierra. Al dragón se le dijo: Comerás la tierra todos los días de tu vida. Oíste cuál es el alimento del dragón.¿No quieres que Dios te entregue para ser comido por el dragón? No seas alimento del dragón, es decir, no abandones la Palabra de Dios" 
(Comentario al salmo 103, IV, 11).

Los altos lugares de la Escritura

"¿De qué altos lugares se trata? Del cielo. ¿Y qué simboliza el cielo? La santa Escritura. ¿Cuáles son los más altos lugares de la divina Escritura? ¿Cuál es lo más alto que encontramos en la santa Escritura? Pregunta a san Pablo y te dirá: Os voy a mostrar un más excelente camino. ¿A qué llama camino excelsísimo? Si hablare las lenguas de los hombres y de los ángeles y no tuviere caridad, soy como bronce que suena o címbalo que tañe. Pero, si no puede hallarse nada más excelsísimo en la santa Escritura que la caridad, ¿cómo se cubren con aguas los más altos lugares del cielo, siendo así que el precepto de la caridad es el lugar más eminente de la Escritura?"
(Comentario al salmo 103, 9).