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María creyó

Este es la Palabra que existe en el principio antes del mundo; aquél es la voz que aparece al final, antes de la Palabra. La palabra sale después del entendimiento; la voz, después del silencio; así, María creyó al engendrar a Cristo, Zacarías enmudeció cuando iba a engendrar a Juan. Además, Cristo nació de una jovencita en la flor de la vida; Juan, de una anciana en declive: la palabra se multiplica en el corazón del que piensa, la voz se consume en el oído de quien la oye. Quizá se refieran también a esto las palabras: Conviene que él crezca y yo mengüe, pues todos los anuncios de la ley y los profetas enviados delante de Cristo, cual voz ante la palabra, llegan hasta Juan, en quien cesaron ya las últimas figuras; a partir de entonces fructifica y crece en todo el mundo la gracia del Evangelio y la predicación manifiesta del reino de los cielos, que no tendrá fin
(Sermón 293 C, 1).

No dudó de la Promesa

"María, al decir: ¿Cómo sucederá eso, pues no conozco varón?, lo dijo preguntando, no porque no lo creyese. Hizo una pregunta a Dios, sin dudar de la promesa. ¡Oh llena de gracia en verdad! Así la saludó el ángel: 'Salve, llena de gracia'. ¿Quién sabrá explicar esta gracia? ¿Quién será capaz de agradecer lo suficiente esta gracia? Tiene lugar la creación del hombre; por su propia voluntad perece el hombre, y aparece hecho hombre quien creó al hombre para que no pereciera el hombre que creó. La Palabra, Dios junto a Dios desde el principio, por quien fueron hechas todas las cosas, se hace carne: La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. La Palabra se hace carne, pero uniéndose la carne a la Palabra, sin que desaparezca la Palabra en la carne. ¡Oh gracia! ¿Qué habíamos merecido para tener esto?"
 (Sermón 290, 5).

Concibió creyendo

"Pues también la misma bienaventurada María concibió creyendo a quien alumbró creyendo. Después de habérsele prometido el hijo, preguntó cómo podía suceder eso, puesto que no conocía varón… El ángel le dio por respuesta: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, lo que nazca de ti será santo y será llamado Hijo de Dios. Tras estas palabras del ángel, ella, llena de fe y habiendo concebido a Cristo antes en la mente que en su seno, dijo: 'He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tú palabra'. Cúmplase, dijo, el que una virgen conciba sin semen de varón; nazca del Espíritu Santo y de una mujer virgen aquel en quien renacerá del Espíritu Santo la Iglesia, virgen también... Estas cosas son maravillosas, porque son divinas; son inefables, porque son también inescrutables; la boca del hombre no es suficiente para explicarlas porque tampoco lo es el corazón para investigarlas. Creyó María y se cumplió en ella lo que creyó"
 (Sermón 215, 4).

Salve, llena de Gracia

"¿Qué eras tú que vas a dar a luz? ¿Cómo lo has merecido? ¿De quién lo recibiste? ¿Cómo va a formarse en ti quien te hizo a ti? ¿De dónde repito, te ha llegado tan gran bien? Eres virgen, eres santa, has hecho un voto; pero es muy grande lo que has merecido; mejor, lo que has recibido. ¿Cómo lo has merecido? Se forma en ti quien te hizo a ti; se hace en ti aquel por quien fuiste hecha tú; más aún, aquel por quien fue hecho el cielo y la tierra, por quien fueron hechas todas las cosas; en ti, la Palabra se hace carne recibiendo la carne, pero sin perder la divinidad. Hasta la Palabra se junta y se une a la carne, y tu seno es el tálamo de tan gran matrimonio; vuelvo a repetirlo: tu seno es el tálamo de tan gran matrimonio, es decir, de la unión de la Palabra y de la carne; de él procede el mismo esposo como de su tálamo nupcial"
 (Sermón 291, 6).

Dime, mensajero de Dios

"El mismo ángel dijo a la virgen María: Salve, llena de gracia; el Señor está contigo; ya está contigo el que estará dentro de ti. Bendita tú entre las mujeres. Por una peculiaridad de la lengua hebrea, la Sagrada Escritura acostumbra llamar mujeres a todas las personas de sexo femenino; no se extrañen ni se escandalicen quienes no acostumbran escuchar la Escritura… Dime, pues, mensajero de Dios: ¿Cómo sucederá esto? Advierte que el ángel lo sabe y ella le pregunta sin dudar lo más mínimo. Como vio que ella preguntaba sin dudar del hecho, no rehusó instruirla. Escucha cómo: "Tu virginidad se mantendrá; tú no tienes más que creer la verdad; guarda la virginidad y recibe la integridad. Puesto que tu fe es íntegra, intacta quedará también tu integridad. Finalmente, escucha cómo sucederá eso: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, porque concibes mediante la fe" 
(Sermón 291, 4-5).

Allí nos enriqueció

"Ve a esta esclava casta, virgen y madre; allí tomó nuestra pobreza en donde se vistió con la forma de siervo, anonadándose a sí mismo para que no te espantes de sus riquezas, y por tanto, no te atrevieses a acercarte a Él con tu pobreza. Allí, diré, tomó la forma de siervo allí se revistió de nuestra pobreza; allí El se empobreció y allí nos enriqueció… Nacido, hablaron los cielos; los ángeles anunciaron la nueva a los pastores; la estrella condujo a los Magos a adorar al rey; Simeón,  lleno del Espíritu Santo, reconoció al Niño Dios en sus brazos"
 (Comentario al Salmo 101, s.1, 1). 

Se hizo una madre


"Gocémonos, hermanos; alégrense y exulten los pueblos. Este día lo ha hecho sagrado para nosotros no el sol visible, sino su creador invisible, cuando, de sus entrañas fecundas y en la integridad de sus miembros, una virgen madre trajo al mundo, hecho visible por nosotros, a su creador invisible… ¿Por qué te maravilla esto, oh hombre? Una vez que Dios se dignó ser hombre, convenía que naciera así. Así la hizo a ella quien por ella fue hecho. Antes de ser hecho, ya existía, y, puesto que era omnipotente, pudo ser hecho permaneciendo lo que era. Estando junto al Padre, se hizo una madre, y, una vez hecho de la madre, permaneció en el Padre"
(Sermón 186, 1).

Exceptuando a María

“La misma madre de nuestro Señor y Salvador, de la que dice: "La piedad exige que la confesemos exenta de pecado". Exceptuando, pues, a la santa Virgen María, acerca de la cual, por el honor debido a nuestro Señor,cuando se trata de pecados, no quiero mover absolutamente ninguna cuestión (porque sabemos que a ella le fue conferida más gracia para vencer por todos sus flancos al pecado, pues mereció concebir y dar a luz al que nos consta que no tuvo pecado alguno); exceptuando, digo, a esta Virgen, si pudiésemos reunir a todos aquellos santos y santas cuando vivían sobre la tierra y preguntarles si estaban exentos de todo pecado, ¿cómo pensamos que habían de responder?”
(Lanaturaleza y la gracia 36, 42)