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Todo necesita la caridad

Todas nuestras buenas obras necesitan la caridad, porque la perfección de la ley es la caridad... El fin del precepto es la caridad de un limpio corazón, la conciencia buena y la fe no fingida. Luego la única obra en la cual se encierran todas es la fe que obra por el amor. De aquí que también el Señor dice en el Evangelio: Esta es la obra de Dios: que creáis en Aquel a quien envió. Luego como en este salmo clara y suficientemente se distinguen la vida vieja y la nueva, la vida mortal y la vital, es decir, la vida en la que se muere y la vida en la que se vive, los años que son tenidos por nada y los días repletos de misericordia y de verdadera alegría, es decir, el castigo del primer hombre y el reino del segundo, atendiendo a esto, pienso que se adjudicó el nombre del hombre de Dios Moisés al título para que por ello se diese a conocer, a los que piadosa y rectamente investigan las Escrituras, la ley de Dios, que fue suministrada por Moisés, en la cual parece que Dios sólo o casi sólo promete por las buenas obras premios de bienes terrenos; y, sin duda, se encierra debajo del velo algo tal cual manifiesta contener este salmo. Mas, cuando alguno pase a Cristo, le será quitado el velo y le serán iluminados sus ojos para que considere las maravillas de la ley de Dios
 (Comentario al salmo 89, 17).

El amor cumplió la Ley

Así, pues, para que los pies de esta Cabeza no incurriesen en el reato de la ley, fue enviado el Espíritu Santo, que proporcionase el amor y librase del temor. El temor no cumplía la ley, la cumplió el amor. Temieron los hombres y no la cumplieron, amaron y la cumplieron. ¿Cómo temieron y no la cumplieron y cómo amaron y la cumplieron? Temían y robaban las cosas ajenas; amaron y dieron las propias… A mí, que no veo el corazón, me bastaría. ¡Cuánto más le bastaría al Señor, que veía con qué entrañable amor decía Pedro: Te amo! Pero no se contenta el Señor con que le responda una vez. Le pregunta de nuevo, y Pedro responde otra vez: Te amo.Por tercera vez le interrogó, y entonces, entristeciéndose Pedro por parecerle como si dudase el Señor de su amor, le dice: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo.El Señor obró de este modo con él como diciéndole: "Tres veces me negaste temiendo; amándome me has de confesar otras tantas". Con este amor y con esta caridad llenó a sus discípulos.
 (Comentario al salmo 90, s.2, 8).

Permanece en la Fe

 “Lo que nos enseñó por medio de sus preceptos, lo mostró en su ejemplo; lo que te mostró en su carne, debes esperarlo para la tuya. Esta es la fe; sostén lo que no ves todavía. Es necesario permanezcas ligado por la fe a lo que no ves, para no haber de avergonzarte cuando llegues a verlo” 
(Sermón 119, 7). 

Los ángeles se rigen por la Palabra

"Pues los ángeles del cielo fueron antepuestos a las potestades aéreas, y de esto procede el proverbio que aquí se consigna. Pues los ángeles ven la ley inmutable, la ley eterna, que ordena sin texto escrito, sin palabras, sin estrépito, siempre inmutable y estable; la ven con el corazón puro, y por ella hacen lo que aquí se establece, y por ella se ordenan las potestades desde las más encumbradas hasta las más ínfimas. Por tanto, si las potestades del reino de los cielos se rigen por la Palabra de Dios, ¡cuánto más las bajas y terrenas! Luego sólo queda en los malos el deseo de dañar. El hombre únicamente tiene este deseo de dañar, la voluntad de exterminio" 
(Comentario al salmo 103, IV, 9).

La Escritura es inmenso tesoro

"¿Qué es el vivir bien que aquí se aprende? En la ley hay muchos preceptos, donde está contenida, se manda y se aprende la misma vida buena. Los preceptos, sin duda, son muchos, innumerables. Apenas hay alguno capaz de contar las páginas en que están contenidos, ¿cuánto menos los mismos preceptos? Sin embargo, Dios quiso resumirlos y abreviarlos para que nadie pueda excusarse, bien porque no les va el leer, bien porque no saben, bien porque no los pueden entender fácilmente. Repito que, para que nadie tenga excusa en el día del juicio, quiso Dios, como está escrito, compendiar y abreviar su palabra sobre la tierra, según lo había predicho el profeta: Realmente el Señor hará una palabra compendiadora y abreviadora sobre la tierra.Esta misma palabra compendiada y abreviada quiso Dios que no fuese oscura. Además, breve, fácil de leer y clara, para que nadie diga: No me ha sido fácil entenderla. Las Sagradas Escrituras son como un inmenso tesoro que encierra en sí muchos preceptos maravillosos, a modo de muchas gemas y preciosos collares y vasos finos de buen metal. Pero ¿quién es capaz de examinar tan inmenso tesoro, de servirse de él y de llegar a descubrir todo lo que en él hay?"
(Sermón sobre la disciplina cristiana 2, 2).

La Palabra del Amor


"Quien tiene su corazón lleno de amor, herma­nos míos, comprende sin error y mantiene sin esfuerzo la variada, abundante y vastísima doctrina de las Sagradas Escrituras, según las palabras del Apóstol: La plenitud de la ley es el amor; y en otro lugar: El fin del precepto es el amor que surge de un corazón puro, de una conciencia recta y de una fe no fingida. ¿Cuál es el fin del precepto sino el cumplimiento del mismo? ¿Y qué es el cumplimiento del precepto sino la plenitud de la ley? Lo que dijo en un lugar: La plenitud de la ley es el amor, es lo mismo que dijo en el otro: El fin del precepto es el amor... El mismo Señor que los alimentó con la palabra de la verdad y del amor que es el mismo pan vivo que ha bajado del cielo, dijo: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Y también: En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si os amáis los unos a los otros"
 (Sermón 350, 1).