Dios es inmutable

"¿Por qué entonces después se puso otro nombre al decir: Y dijo el Señor a Moisés: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob; éste es mi nombre para siempre? Del mismo modo que allí me llamaba «el que soy», así ahora me llamo: Yo soy el Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Porque como Dios es inmutable, hizo todas las cosas por misericordia, y el mismo Hijo de Dios se dignó tomar carne mudable, permaneciendo en su ser Verbo de Dios, para venir y socorrer al hombre. Dignóse, pues, revestirse de carne mortal aquel que es para que pueda decirse: Yo soy Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob" 
(Sermón 6, 5).    

Alegrémonos de la misericordia

"Nuestro Dios y Señor, misericordioso y compasivo, generoso, benigno y veraz, cuanto mayor misericordia prodiga en este siglo, tanto más severamente amenaza con el juicio en el siglo futuro. Las palabras que acabo de mencionar están escritas y contenidas en la divina autoridad: Dios es misericordioso y compasivo, generoso, benigno y veraz. A todos los pecadores y amadores de este mundo les gusta que Dios sea misericordioso y compasivo Señor, porque es generoso y muy benigno. Pero si tanto amas su misericordia, teme lo que se dice en último lugar: es veraz. Si sólo dijera es misericordioso y compasivo Señor y muy benigno, te refugiarías en la seguridad e impunidad, en la licencia de los pecados… Alegrémonos de la misericordia del Señor y temamos el juicio del Señor. Perdona, pero no se calla. Si ahora calla, no siempre callará. Escúchale, mientras no se calla hablando, no sea que ya no puedas oírle cuando no se calle en el juicio" 
(Sermón 9, 1).    

Trajo el Perdón

"Creemos, en efecto, que él trajo el perdón para quienes la ley señalaba como culpables. Pero ¿acaso la ley consideraba culpables a quienes habían vivido de forma irreprochable conforme a la justicia que procede de ella? Y si el Señor trajo el perdón y la remisión de los pecados para los culpables ante la ley, ¿no lo trajo para el apóstol Pablo, que afirma haber vivido sin reproche en la ley? Mas escuchémosle en otro texto: Nos salvó no por nuestras obras, sino por su misericordia, mediante el lavado de la regeneración. Y otra vez: Antes fui blasfemo, perseguidor y ultrajador, pero he alcanzado misericordia, etc. Por una parte reconoce haber vivido irreprochablemente según la ley, y por otra confiesa haber sido pecador, para que ningún pecador pierda la esperanza del perdón, dado que Pablo fue digno de él" 
(Sermón 170, 1).    

La Paciencia de Dios

"Gran delicadeza, gran misericordia, gran mansedumbre. Pero sólo si no abusamos de su paciencia para aumentar nuestra maldad y, puesto que él carga con nuestros pecados, no los multiplicamos como para añadirle más peso, como para que cargue con más, aunque él no se fatiga al llevarlos. Nuestros pecados, que él todavía soporta al perdonarlos, demuestran su paciencia y acumulan nuestra carga. ¿Ignoras, dice, que la paciencia de Dios te conduce a la penitencia? Se trata de aquella paciencia llamada taciturnidad, refiriéndose a la cual dice: Callé, ¿acaso callaré siempre?"
 (Sermón 47, 5).    

Humildad del que Sirve

"Otra cosa quiero advertir a vuestra caridad: sabed que quien da personalmente algo a los pobres realiza una doble obra de misericordia. No hay que pensar sólo en la bondad del dador, sino también en la humildad del que sirve. No sé de qué manera, hermanos míos, cuando el pudiente alarga su mano hasta la del necesitado, el alma del primero parece como que se compadece de la común humanidad y debilidad. Aunque uno dé y otro reciba, se encuentran unidos el que sirve y el servido, pues no nos une la desgracia, sino la humildad. Vuestra riqueza será para vosotros y para vuestros hijos, si así place a Dios. Pero no se menciona esta abundancia terrena, que con frecuencia advertís que es dañosa. El tesoro yace tranquilo en casa, pero no deja estar tranquilo a su dueño. Teme al ladrón, al descerrajador de puertas, al siervo infiel, al vecino poderoso y sin escrúpulos"
 (Sermón 259, 5).    

La Misericordia del Perdón

"Sin moverte del sitio, arrojaste de tu corazón las dos cosas que tenías contra tu hermano: hiciste una obra de misericordia sin ningún gasto, sin ninguna fatiga, con la sola bondad, con el solo pensamiento misericordioso. Si dijéramos: «Entregad vuestros bienes a los pobres», se nos podría tachar de exigentes. Ciertamente somos blandos e indulgentes, al menos ahora cuando os decimos: «Dad sin perder nada; perdonad para que se os perdone». Pero digamos también esto: «Dad, y se os dará.» El Señor unió ambas cosas en un solo precepto, mencionando estos dos tipos de misericordia: Perdonad, y seréis perdonados: la misericordia del perdón; Dad, y se os dará: la misericordia del generoso. Ved si no es más lo que nos da Dios. Tú perdonas a un hombre, pues fue un hombre el que en ti dañó a otro hombre; a ti te perdona Dios, en quien tú, hombre, ofendiste a Dios. ¿Acaso es lo mismo ofender a un hombre que ofender a Dios? Así, pues, es más lo que él te otorgó, puesto que tú perdonaste una ofensa hecha a un hombre, mientras que él perdonó la ofensa hecha a Dios. Poned atención a otra clase de misericordia: la de la limosna" 
(Sermón 259, 4).    

Practicar la misericordia

"Hermanos míos, cuantos vais a regresar a vuestras casas sin que, a partir de este momento, volvamos a vernos, a no ser quizá en alguna otra fiesta solemne, practicad la misericordia, puesto que los pecados son abundantes. No hay otro descanso ni otro camino para llegar a Dios, para reintegrarnos a él, para reconciliarnos con aquel a quien hemos ofendido con gran peligro para nosotros. Hemos de llegar a su presencia; sean nuestras obras las que hablen allí en favor nuestro, y hablen de tal manera que venzan a nuestras ofensas. Se merecerá el castigo o el descanso según que sean más numerosos los pecados o las buenas obras. En la Iglesia hay dos clases de misericordia: una es tal que no conlleva gasto de dinero ni tampoco fatiga; otra que requiere de nosotros o bien el servicio de la acción o bien gasto de dinero. La que no nos exige ni dinero ni fatiga radica en el alma, y consiste en perdonar a quien te ofendió. Para dar esta limosna tienes el tesoro en tu corazón: allí te entiendes directamente con Dios"
 (Sermón 259, 4).    

Arroja la Ira

"En cualquier caso, es casi un deber acrecentar las limosnas en estas fechas. ¿Hay forma más justa de gastar lo que os ahorráis con vuestra abstinencia que haciendo misericordia? ¿Y hay algo más perverso que entregar a la custodia de la avaricia siempre presente o a que lo consuma la lujuria aplazada lo que se gastó de menos a causa de la abstinencia? Considerad, pues, a quiénes debéis aquello de que os priváis para que la misericordia añada a la caridad lo que la templanza sustrae al placer. ¿Qué decir ahora de aquella obra de misericordia que no  comporta sacar nada ni de la despensa ni de la cartera, sino sólo extraer del corazón lo que comienza a ser más dañino si queda allí dentro que si sale fuera? Me refiero a la ira contra cualquiera anidada en el corazón. ¿Hay cosa más necia que evitar el enemigo exterior y retener otro mucho peor en lo íntimo de las entrañas? Por eso dice el Apóstol: No se ponga el sol sobre vuestra ira: añadiendo a continuación: Y no dejéis lugar al diablo, como si hiciera esto quien no arroja inmediatamente la ira de su alma, prestando acceso al diablo por medio de ella, cual si fuera una puerta" 
(Sermón 208, 2).

Justicia y Misericordia

"Nos hallamos, hermanos, en presencia de uno de los abismos de la Escritura, en cuyo fondo insondable se oculta, quizá, un misterio, que la oportunidad nos invita a desentrañar. Juzgo, pues, hermanos, que a vosotros y a mí nos está llamando a una investigación iluminada por la fe, para que lo hallado ceda en beneficio de nuestra salud. ¿Por qué, pues, a este irse al Padre lo denomina justicia, y no también a su venida del Padre? ¿Será porque le hizo venir la misericordia, y la justicia le retornó? En este caso, nos enseñaría ello que no podemos ser perfectamente justos si somos negligentes en practicar la misericordia, no buscando nuestras cosas, sino las de otros. Aconsejando lo cual, el Apóstol alegó en seguida un ejemplo, tomado del mismo Señor: Nada, dice, por rivalidad ni por vanagloria, antes bien por la humildad interior, estimando los unos a los otros como superiores a si; no mirando cada cual sus propias ventajas, sino también las de los demás. A lo que añadió en seguida: Tened cada uno en vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, el cual, a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios, sino que se anonadó a sí mismo, tomando forma de esclavo, haciéndose uno de tantos; y en su condición exterior presentándose como hombre, se abatió a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Tal fue la misericordia, por la que vino del Padre"
 (Sermón 144, 4).    

Nadie es Justo

"Cuando llegue el juicio no te sitúes a mi lado exigiéndome todo lo que mandaste, pidiéndome cuentas de todo lo que ordenaste, pues si entras en juicio conmigo me verás convertido en reo. Necesito, por tanto, tu misericordia antes que tu juicio impecable. ¿Por qué, pues: No entres en juicio con tu siervo? Lo dice a continuación: Porque ningún viviente será hallado justo en tu presencia. Siervo soy; ¿por qué has de entrar en juicio conmigo? Me refugiaré en la misericordia del Señor. ¿Por qué? Porque ningún viviente será hallado justo en tu presencia. ¿Qué acaba de decir? Mientras se encuentra en esta vida nadie es justo, pero ante la presencia de Dios. Sí añadió: en tu presencia, no fue en vano, pues ante los hombres alguien puede ser justo cumpliéndose aquello: Yo que, según la justicia de la ley, viví irreprochablemente ante los hombres. Ponte ahora ante la presencia de Dios: Ningún viviente será hallado justo en tu presencia" 
(Sermón 170, 6).    

Llamad y Abrirá

"Se nos dijo, con verdad y sin engaño alguno: Llamad y se os abrirá. Pero ahora, mientras dura el tiempo de la misericordia, no cuando sea el tiempo del juicio. No debemos confundir estos tiempos, puesto que la Iglesia canta la misericordia y el juicio del Señor. Es éste el tiempo de la misericordia: haz penitencia. ¿Tienes en tu poder el hacerla en el tiempo del juicio? Te hallarás entre aquellas vírgenes a las que se les cerró la puerta. Señor, Señor, ábrenos. ¿Acaso no hicieron penitencia al no llevar aceite consigo? ¿Pero qué les aprovechó la penitencia tardía, cuando se reía de ellas la verdadera sabiduría? Por tanto, se les cerró la puerta. Quien conoce todo, ¿no las conoció a ellas? ¿Qué significa, por tanto, no os conozco? Os desapruebo, os repruebo. No os conozco en mi arte; mi arte desconoce los vicios. Cosa grande ésta: desconoce los vicios y, sin embargo, los juzga. Los desconoce porque no los hace; los juzga cuando los reprueba. Así, pues, no os conozco" 
(Sermón 93, 16).    

El Deseado

"En todos los pueblos hay y habrá elegidos suyos que, con todo el corazón, digan en la oración: Venga tu reino. La primera venida sembró la misericordia antes que el juicio; en este juicio sobresaldrá el esplendor de la segunda venida. Convenía que antes se moviese el cielo, cuando el ángel lo anunció a la Virgen que lo iba a concebir, cuando la estrella guió a los magos a adorarle, cuando de nuevo los ángeles indicaron a los pastores que había nacido; convenía que se moviese la tierra, sintiéndose turbada con sus milagros; que se moviese el mar, bramando este mundo con las persecuciones; que se moviese la parte seca, sintiendo hambre de él y sed de justicia los creyentes; convenía, por fin, que se conmoviesen los pueblos, extendiéndose en todas direcciones el Evangelio. Entonces, finalmente, vendría el deseado de todos los pueblos, como, anunciándolo el profeta, ha de venir. Y se llenará de gloria esta casa, es decir, la Iglesia" 
(Sermón, 50, 10).    

Dará la Bendición

"Se escuchó la ley; ciertos hombres se abstenían de obrar mal por temor al castigo, pero no se abstenían del mal deseo. Danos, pues, Señor, tu ayuda: He aquí que dará la bendición el que dio la ley. Como aquí se dice que el que dio la ley dará también la bendición, es decir, el auxilio del Espíritu Santo para que pueda cumplirse la ley, del mismo modo se dijo de la sabiduría de Dios: Lleva en su lengua la ley y la misericordia. Si llevase sólo la ley, ¿quién resistiría? Se exigirían los hechos de la ley, y todos serían hallados reos. Vino la misericordia, que te ayuda a cumplirla, y te perdona lo que no cumples. Esta misericordia procede del Espíritu Santo" 
(Sermón 252 A, 6).    

Cesen las enemistades

"Tales enemistades nunca debieron durar hasta la puesta del sol; por eso no es mucho pedir que, después de repetidas salidas y puestas, también ellas lleguen alguna vez a su ocaso, sin que ningún nuevo surgir las ponga en movimiento. El dejado se olvida de poner fin a las enemistades; el obstinado no quiere conceder el perdón cuando se le suplica; el vergonzoso soberbio desdeña el pedir perdón. Estos tres vicios mantienen vivas las enemistades, pero dan muerte a las almas en las que no mueren. Contra la dejadez esté alerta la memoria; contra la obstinación, la misericordia, y contra la vergüenza soberbia, la prudencia humilde. Quien reconoce que descuida la concordia, despierte y sacuda el torpor; quien desea ser exactor frente a su deudor, piense que él lo es de Dios; quien se avergüenza de pedir perdón al hermano, venza, mediante el santo temor, el perverso pudor, para que, extinguidas esas funestas enemistades, muertas ellas, viváis vosotros. Todo esto lo obra la caridad, que actúa sin maldad. En la medida en que tenéis caridad, hermanos míos, ejercitadla viviendo bien, y, en la medida en que os falte, conseguidla con la oración" 
(Sermón 209, 1).    

La enfermedad y la salud

"Daos cuenta lo que hace la enfermedad y la salud. Cuando estaban enfermos fueron tolerados; cuando se curaron fueron redimidos. De ahí que nosotros, hermanos, siempre que nos toque padecer tales cosas, callemos. Tengamos presentes dos cosas: o dice verdad o mentira. «¿Qué pasaría si él no lo dijera y yo lo hubiera hecho? Pero si no lo dice y en realidad obra mal, es de desear que lo diga, para quedar yo confundido porque lo hice: ésta es la misericordia de Dios. Si dice aquello que no hice, me alegraré en mi propia tranquilidad y me doleré de la enfermedad del hermano. Se calentó mi corazón dentro de mí. Ardió el corazón dentro de mí a causa del amor que tengo a mi hermano. Pero hay tiempo de hablar y tiempo de callar. Ahora no puedo hablar"
 (Sermón 16 A, 8).    

Dios te cuida

"¡Atended! Puse un candado en mi boca cuando el pecador se presentó contra mí. Se te presenta un malvado, te ultraja y dice contra ti lo que no has hecho. Tú pon un candado en tu boca. Dije, guardaré mis caminos para que mi lengua no sea falaz. Que hable él; tú oye y calla. Pueden suceder dos cosas: que diga verdad o que diga mentira. Si dice verdad, tú hiciste lo que dice; y quizá sea hasta un acto de misericordia. En el caso de que tú no quieras oír lo que hiciste, Dios, que tiene cuidado de ti, te dice mediante otro lo que hiciste, con el fin de que recurras a la medicina, confundido por el pudor. No devuelvas mal por mal; ignoras quién es el que te habla por él. Pero dado el caso de que te diga algo que hiciste, reconoce que has conseguido la misericordia de Dios; debes pensar que se te dijo, o bien porque te olvidaste, o bien para tu confesión. Si no lo hiciste: tu conciencia está libre" 
(Sermón 16 A, 7).    

Hablar de la Justicia

"Había querido exponeros algo de lo que había sido leído del santo profeta. Lo leído se refería al hombre que buscaba con qué sacrificios aplacaría a Dios: se le comunicó que Dios no buscaba de él otra cosa sino que hiciese el juicio y practicase la justicia, amase la misericordia y estuviese dispuesto a ir con el Señor su Dios. Entonces traté en cuanto pude sobre el juicio, y el sermón se alargó tanto que no quedó tiempo para considerar las otras cosas. Por lo cual prometí que hoy hablaría de la justicia. Quienes esperabais que os hablase del Evangelio no penséis que voy a defraudaros" 
(Sermón 49, 1).    

Apártate del Mal

"Misericordia mía y refugio mío, amparador mío y libertador mío. El combatiente se esfuerza mucho en el mundo teniendo la carne que codicia contra el espíritu. Pero ten lo que tienes. Porque llegará tiempo en el que conseguirás plenamente lo que quiere… ¿Cómo podrás obrar bien si no te apartas del mal? ¿Por qué intento que te vistas, cuando todavía despojas? ¿A qué pretendo que des, siendo así que aún robas? Apártate del mal y obra el bien. No llore primeramente el pobre oprimido por ti para que después se goce por ti. Apártate del mal y obra el bien. ¿En atención a qué galardón? Ahora luchas. Busca la paz y vete en pos de ella. Aprende; di: Misericordia mía y refugio mío., amparador mío y libertador mío, protector mío. (Siendo) amparador mío, no caeré; (siendo) libertador mío, no me atascaré; (siendo) protector mío, no seré herido. Protector mío, y en El esperé. En todas estas cosas, en todo mi trabajo, en todos mis combates, en todas mis dificultades, esperé en El; en Aquel que somete a mí mi pueblo. Ved que nuestra Cabeza habla con nosotros" 
(Comentario al salmo 143, 9).    

Juicio y Misericordia

"¿Pensáis que son despreciables las obras de misericordia? Me agrada hablar algo de ellas. Primeramente atended a esta sentencia, tomada de la santa Escritura que hace poco conmemoré: Se hará juicio sin misericordia a aquel que no hizo misericordia. Sin misericordia será juzgado el que no hizo misericordia antes de ser juzgado. Y después, ¿qué? ¿Qué sigue? La misericordia se encumbra sobre el juicio. ¿Qué es esto, hermanos: La misericordia se encumbra sobre el juicio? La misericordia se sobrepone al juicio. Es decir, en quien se encuentre la obra de misericordia, si por casualidad se tiene algo en el juicio por lo que debe ser castigado, se extingue como por ola de misericordia el fuego del pecado. La misericordia se encumbra sobre el juicio. Entonces ¿qué? ¿Dios es injusto cuando socorre a éstos, cuando los libra, cuando los perdona? No hay tal cosa. En esta ocasión es también justo, pues la misericordia no aparta de El la justicia, ni la justicia la misericordia. Ve si no es justo: "Perdona, y perdono; da, y doy." Ve si no es justo: Con la medida que midiereis seréis medidos. Por lo que dice: Con la medida, no ha de entenderse que se refiere a la misma clase de medida, sino a la misma medida o medición; así: Perdona, y perdono. ¿Hay en ti medida de perdón? Pues bien: en mí encontrarás medida para conseguir el perdón. ¿Hay en ti medida para dar lo que tienes? Encontrarás en mí medida de recibir lo que no tienes" 
(Comentario al salmo 143, 8).    

Dar y Perdonar

"Y, cuando peleas, puesto que al luchar peligras, di lo que sigue hallándote en peligro en el combate: Misericordia mía, no sea vencido. ¿Qué significa misericordia mía? ¿Que me suministras misericordia y en mí te muestras misericordioso? ¿O que me concediste que yo también sea misericordioso? Con ningún modo se vence mejor al enemigo que siendo misericordioso… Mas, cuando sucumbe la fragilidad humana por algunos engaños de él, entregúese a la humildad mediante la confesión y se ejercite en las obras de misericordia y de piedad, pues todos los pecados se borran cuando decimos con plena confianza y corazón sincero al que ve: Perdónanos, así como también perdonamos nosotros. Di de todo corazón, di con toda confianza, di seguro: Perdónanos, como también perdonamos nosotros; o: " No perdones si no perdonamos." Aun cuando no digas: "No perdones si no perdonamos", sin duda no perdona si no perdonamos, pues no ha de ser Dios prometedor mendaz para que tú seas pecador impune. ¿Quieres—dice—que yo perdone?  Perdona. Existe otra obra de misericordia. "¿Quieres que yo dé?" Da. En un mismo pasaje se consigna en el Evangelio: Perdonad, y se os perdonará. Dad, y se os dará. "Yo—dice—tengo algo contra ti; tú también tienes algo contra tu prójimo; perdona, y perdono. Tú me pides algo a mí; alguien te pide algo a ti; da, y doy." ¿Qué perdona? ¿Qué da? ¿No es la caridad? ¿Y cómo da la caridad si no es por el Espíritu Santo que nos ha sido dado? Luego si por las obras de misericordia se vence a nuestro enemigo, y no podemos tener obras de misericordia si no tenemos la caridad; y si no tenemos caridad si no la recibimos por el Espíritu Santo, pues El adiestra nuestras manos para la lucha, y nuestros dedos para la guerra, con razón decimos Misericordia mía a Aquel de quien tenemos el que seamos también nosotros misericordiosos, pues se hará juicio sin misericordia a aquel que no hizo misericordia"
 (Comentario al salmo 143, 7).    

Los Caminos del Señor

"Y alabaré tu nombre por tu misericordia y por tu verdad. Por estas dos cosas alabaremos, pues así se lee también en otro salmo: Todos los caminos del Señor son misericordia y verdad. Por estas dos cosas alabaremos: por tu misericordia y por tu verdad. Por la misericordia miraste al pecador, por la verdad le diste la promesa. Luego por tu misericordia y verdad te alabaré. Conforme a mis fuerzas, te devuelvo estas cosas que me diste obrando misericordia y verdad: misericordia socorriendo y verdad juzgando. Por ellas somos ayudados por Dios, por ellas merecemos a Dios. Luego con razón todos los caminos del Señor son misericordia y verdad. No hay otros caminos por los cuales venga a nosotros, no hay otros caminos por los que vayamos nosotros a El" 
(Comentario al salmo 137, 5).    

Cruel Misericordia

"Iban andando y lloraban al arrojar su simiente. ¿Por qué lloraban? Porque se hallaban entre infelices, y ellos lo eran también. Mejor es, hermanos míos, que no exista ningún desgraciado que tú hagas misericordia. Pues el que  desea que existan desgraciados para obrar él misericordia, posee una misericordia cruel, así como sería una cruel medicina si el médico desease que hubiese muchos enfermos para ejercer la medicina. Es preferible que todos estén sanos antes que se ejerza la medicina. Luego mejor es que todos reinen felices en la patria que haya algunos con quienes se emplee la misericordia. Con todo, mientras existan algunos con quienes se necesite ejercer la misericordia, no dejemos de sembrar en esta desgracia. Porque, si sembramos con llanto, recogeremos con gozo"
 (Comentario al salmo 125, 14).    

Todos Ricos y Todos Pobres

"Alguna vez también el rico es pobre y recibe algo del pobre. Se acerca un individuo, tanto más débil cuanto es más rico, a un río; si, desnudándose, atravesase el río, se enfriaría, enfermaría, moriría; se acerca un pobre robusto, traspasa al rico; dio al rico una limosna. Luego no penséis que únicamente son pobres aquellos que no tienen dinero. Ve en el individuo en qué cosa es cada uno pobre, porque quizás tú eres rico en lo que él es pobre, y, por tanto, tienes de qué prestarle. Quizás le prestes tus miembros, y esto es mucho más que si le dieses dinero. Necesita consejo: tú eres hombre de consejo; él es pobre; tú eres rico en cuanto al consejo. Ve que no trabajas ni pierdes nada; das el consejo y diste limosna. Ahora, hermanos míos, al hablaros, ante mí estáis como pobres, y, porque el Señor se dignó darme, os doy de ello a vosotros; así todos recibimos de Aquel que únicamente es rico. El Cuerpo de Cristo está constituido así; de este modo se unen y adunan los miembros comunes mediante la caridad y con el vínculo de la paz cuando cada uno ofrece lo que tiene al que carece de ello. Es rico por lo que tiene, es pobre por lo que carece.  Estimaos así, amaos así. No miréis únicamente por vosotros; atended a los indigentes que están junto a vosotros. Pero como en esta vida se llevan a cabo estas cosas con trabajos y miserias, no desfallezcáis. Sembráis con lágrimas, recogeréis con gozo" 
(Comentario al salmo 125, 13).    

Dar un vaso de agua

"Suponte que un hombre no tiene siquiera dos ochavos. ¿Hay algo más vil que podamos sembrar para recoger aquella mies? Lo hay. Cualquiera que diere un vaso de agua fría a título de discípulo, no perderá su recompensa. Un vaso de agua fría se consigue por menos de dos ochavos, no cuesta nada. Sin embargo, aunque no vale nada, uno lo tiene y otro carece de él. Si el que lo tiene lo diese al que carece de él, dio tanto, si dio de corazón lo que dio, cuanto dio la mujer dando los dos ochavos, cuanto dio Zaqueo dando la mitad de sus bienes. No añadió sin motivo de agua fría, declarando por esto que es pobre. Dijo un vaso de agua fría para que nadie se excuse de darlo por no tener leña para calentar el agua. Cualquiera que diese un vaso de agua fría a uno de mis pequeñuelos, no perderá su galardón. ¿Y si no tiene ni esto? Esté tranquilo; si carece de esto, paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Tema únicamente tenerlo y no darlo. Si lo tiene y no lo da, se congeló interiormente; aún no han sido desatados o disipados sus pecados como el torrente con el austro, porque su voluntad está helada. ¿Qué valen los bienes que poseemos? Teniendo un deseo ardiente, disuelto por el calor del austro, aunque no tenga nada, se le computa como dueño de todo"
 (Comentario al salmo 125, 12).    

La Buena Voluntad

"Como de nada sirve lo que tienes si te falta la buena voluntad; así, no te entristezcas porque no tengas, si tienes un buen deseo. Pues ¿qué siembras? La misericordia. ¿Qué recoges? La paz. ¿Por ventura dijeron los ángeles: Paz en la tierra para los hombres ricos? No; sino que dijeron: Paz en la tierra para los hombres de buena voluntad. Zaqueo tuvo un gran deseo, tuvo una gran caridad. Hospedó al Señor; le recibió con gozo; prometió dar la mitad de su patrimonio a los pobres y devolver el cuadruplo de lo que hubiera robado. Retuvo la mitad para sí con el fin de tener para pagar las deudas, no para seguir poseyendo. Tuvo un gran deseo; mucho dio, mucho sembró. Luego la viuda que dio dos ochavos, ¿sembró poco? ¿Qué digo? Tanto cuanto Zaqueo. Tenía menos haberes, pero igual voluntad. Entregó dos ochavos con el mismo amor con que Zaqueo entregó la mitad de su patrimonio. Si atiendes a lo que dieron, verás que es distinto; pero, si observas cómo lo dieron, percibirás que es igual. Ella dio cuanto tenía, él lo que poseía" 
(Comentario al salmo 125, 11).    

Vivifica y Perdona

"Señor—dice—, oye mi voz según tu misericordia y vivifícame según tu juicio. Dios quita primeramente, según su misericordia, la pena a los pecadores y después los vivifica según su juicio, porque no en vano se le dice en este orden: Te cantaré, ¡oh Señor! la misericordia y el juicio. Aun cuando al mismo tiempo de la misericordia no falte el juicio, del cual dice el apóstol San Pablo: Si a nosotros mismos nos juzgásemos, no seriamos juzgados por el Señor. Pero, cuando nos juzga el Señor, nos corrige para que no seamos condenados con el mundo; y su coapóstol San Pedro dice también: Tiempo es de que comience el juicio por la casa del Señor; y si primero por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no creen al Evangelio del Señor? Tampoco carecerá de misericordia el último tiempo del juicio, porque te coronará— dice el salmo—con compasión y misericordia. Sin embargo, hay un juicio sin misericordia, pero para los colocados a la izquierda, porque no hicieron misericordia"
 (Comentario al salmo 118 29, 6).

Alaba Siempre

"Para anunciar por la mañana tu misericordia, y por la noche tu verdad. ¿Qué quiere decir: Por la mañana ha de ser anunciada su misericordia, y por la noche su verdad? Se llama mañana cuando nos va bien, y noche cuando nos agobia la tristeza de la tribulación. ¿Qué cosa dijo más brevemente? Cuando te va bien, regocíjate en Dios, porque se debe a su misericordia. Quizás dirás tú si me debo regocijar en Dios cuando me va bien, porque se debe a su misericordia; cuando estoy triste, cuando me rodea la tribulación, ¿qué haré? Cuando me va bien, ¿se debe a su misericordia?; y cuando me va mal, ¿a su crueldad? Si alabo la misericordia cuando todo va bien, ¿vituperaré la crueldad cuando me va mal? No. Cuando te va bien, alaba la misericordia, y cuando te va mal, alaba la verdad, pues porque castiga los pecados no es inicuo… El anunciaba la verdad de Dios durante la noche. ¿Qué significa "anunciar la verdad de Dios durante la noche"? Que, si padeces algún mal, no se le atribuyas a Dios, sino a tus pecados. Atribuyele a El la corrección para que anuncies por la mañana su misericordia, y su verdad por la noche, Al anunciar su misericordia por la mañana y su verdad por la noche, alabas continuamente a Dios; siempre le confiesas y salmodias a su nombre" 
(Comentario al salmo 91, 4).    

Se Multiplica tu Misericordia

"Y misericordioso sobremanera. No sólo eres misericordioso, sino misericordioso en gran manera. Abunda nuestra iniquidad, pero también se multiplica tu misericordia. Eres misericordioso sobremanera para todos los que te invocan. ¿Cómo se entiende lo que dice la Escritura en muchísimos lugares: Me invocarán y no les oiré, siendo así que también es cierto es misericordioso para con todos los que le invocan, sino que algunos que invocan no le invocan? De éstos, pues, se dice: No invocaron a Dios. Invocan, pero no a Dios. Invocas a lo que amas. Invocas a todo lo que llamas hacia ti; invocas a todo lo que quieres que a ti venga. En efecto, si invocas a Dios para conseguir dinero, heredad, gloria mundana, invocas a estas cosas que intentas conseguir, constituyendo a Dios en ayudador de tus concupiscencias, mas no en oidor de tus deseos. (Según tú), Dios es bueno si da lo que pretendes. Pero qué, si quieres algo malo, ¿acaso no será, si te lo niega, más misericordioso? En fin, si no te lo concede, Dios es un mito para ti… Invoca a Dios como Dios; ama a Dios como Dios; no hay cosa mejor que El. Deséale, anhélale. Ve al que invoca a Dios en otro salmo: Una sola cosa pedí al Señor, ésta intentaré. ¿Qué pide? Habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida. ¿Y esto para qué? Para contemplar el deleite del Señor. Si quieres amar a Dios, ámale con los más sinceros, profundos y castos anhelos; ámale, inflámate en su deseo, codicia a Aquel, que no encontrarás ni más grato, ni mejor, ni más deleitable, ni más durable. ¿Qué cosa más duradera que lo que es eterno? No temerás que en algún tiempo perezca para ti el que hace que no perezcas tú. Si tú invocas a Dios como Dios, es decir, sóio por ser Dios, estáte seguro; serás oído; perteneces a aquellos de los que habla este versillo: Es sobremanera misericordioso para con todos los que le invocan" 
(Comentario al salmo 85, 8).

Alegra mi Alma

"Pero qué, ¿hemos de desesperar del género humano y hemos de decir que ya ha de ser condenado todo hombre a quien orando se le hubiese introducido furtivamente algún pensamiento y le hubiese interrumpido su oración? Si dijésemos esto, hermanos, no veo qué esperanza ha de subsistir. En fin, como tenemos la esperanza puesta en Dios, ya que es grande su misericordia, digamos: Alegra el alma de tu siervo, porque a ti, ¡oh Señor!, elevé mi alma. ¿Cómo la elevé? Como pude; como me ayudaste tú; como pude contenerla cuando huía. Se apartó de ti porque cuantas veces te presentaste ante mí, y juzga que habla Dios, pensaste tantas cosas vanas y superfluas, que apenas me dirigiste una oración fija y constante. Porque tú, ¡oh Señor!, eres suave y afable: eres afable  tolerándome. Por enfermedad decaigo; cura y permaneceré; consolida  me afianzaré. Hasta tanto que hagas esto, me toleras porque eres suave, ¡oh Señor!, y afable" 
(Comentario al salmo 85, 7).    

Sigue Perdonando

"Veamos cuánto haya perdonado y lo que sigue perdonando. Los introdujo en la tierra de promisión y conservó aquella nación hasta que, matando a Cristo, se encadenaron con el mayor de todos los crímenes; y, a pesar de haberlos despojado del reino y diseminado por todas las naciones gentiles, sin embargo, no los destruyó, sino que permanece el mismo pueblo, conservado por la sucesión de los hijos, llevando como Caín un signo para que nadie le mate, es decir, para que nadie le destruya por completo. Ved cómo se cumple lo que se dijo: El es misericordioso, y perdonará sus pecados y no los destruirá. Y con frecuencia refrenó su ira y no desfogó toda su cólera. Si hubiera desfogado contra ellos toda su cólera, no quedaría nada de aquella nación. Así Dios, a quien se canta la misericordia y el juicio, por su misericordia hace salir en este mundo el sol sobre buenos y malos; y, al fin del siglo, por su juicio, separando a los malos de su eterna luz, les castiga con eternas tinieblas" 
(Comentario al salmo 77, 22).    

Paciencia y Misericordia

"Pero El es misericordioso, y perdonará sus pecados y no los destruirá. Y con frecuencia refrenó su ira, y no dio rienda suelta a toda su cólera. Y se acordó que son carne; soplo que pasa y no vuelve. Por estas palabras muchos se prometen la impunidad debido a la divina misericordia aun cuando perseverasen en ser tales cual se describe lo es esta generación depravada y provocativa, que no enderezó su corazón y cuyo espíritu no fue fiel a Dios, con la que no  es lícito estar de acuerdo… ¿Quién no verá con cuánta paciencia de misericordia perdona a los malos, pero antes del juicio? Luego de tal modo perdonó a aquella gente, que no encendió toda su cólera para borrarla y destruirla por completo; esto aparece claramente por sus palabras y por la intercesión que hizo su siervo Moisés por los pecados de ellos, donde dice: Los destruiré, y te haré caudillo de un gran pueblo; pues Moisés intercede, hallándose preparado a ser aniquilado por ellos, en lugar de ellos, sabiendo que hacía esto delante del Misericordioso, el cual, como de ningún modo le destruiría a él, asimismo les perdonaría por él" 
(Comentario al salmo 77, 22). 

Me anticipó la misericordia

"Pero ved que le tiene por deudor San Pablo, que consiguió la misericordia y le exige la verdad. Me retribuirá, dice, el Señor en aquel día. ¿Qué te retribuirá sino lo que te debe? ¿De dónde procede el deberte? ¿Qué cosa le diste? ¿Quién le dio primero para que le retribuya? El Señor se hizo deudor no recibiendo, sino prometiendo. No se le dice devuelve lo que recibiste, sino retribuye lo que prometiste. Me erogó la misericordia, dice, para hacerme inocente, porque primeramente fui blasfemo y dañino, pero por su gracia me hizo inocente. Aquel que me anticipó la misericordia, ¿podrá negarme la deuda? Ama la misericordia y la verdad. Dará la gracia y la gloria. ¿Qué gracia? Aquella de la que él mismo dijo: Por la gracia de Dios soy lo que soy. ¿Qué gloria? Aquella de la cual él mismo escribió: Me está reservada la corona de justicia" 
(Comentario al salmo 83, 16).    

Primariamente me socorre

"¿Por qué eligió ser abatido en la casa del Señor antes que habitar en las tiendas de los pecadores? Porque Dios ama la misericordia y la verdad. El Señor ama la misericordia con la cual primeramente me socorre; ama también la verdad dando al creyente lo que prometió. Oye la misericordia y la verdad (llevadas a cabo) en el apóstol San Pablo, siendo primero Saulo perseguidor. Necesitaba la misericordia y dijo que en él tuvo lugar: Yo primeramente fui blasfemo y -perseguidor y dañino, pero alcancé misericordia para que en mí mostrase primero Cristo Jesús toda longanimidad, sirviendo de ejemplo a aquellos que habían de creer en El en orden a la vida eterna. De modo que, habiendo recibido Pablo el perdón de tantos crímenes, nadie podrá desesperar de que le serán perdonados a él cualquier clase de pecados. Aquí tienes la misericordia. Dios no quiso entonces ejercer la verdad para castigar al pecador. Con todo, si el pecador fuese castigado, ¿acaso no se daría en esto la verdad? ¿O se atrevería a decir no debo ser castigado aquel que no podría decir no pequé? Y si dijese no pequé, ¿a quién se lo diría? ¿A quién engañaría? Luego el Señor primeramente le anticipó la misericordia, y después de la misericordia le dio la verdad. Óyele ya recabando la verdad. Primeramente dice: Conseguí la misericordia yo, que anteriormente fui blasfemo y perseguidor y dañino; pero por la gracia de Dios soy lo que soy. Más tarde ya, cuando se acercaba a la pasión, añade: Combatí el buen combate, terminé la carrera, custodié la fe, por lo demás me está reservada la corona de la justicia" 
(Comentario al salmo 83, 16).

Jamás te ensoberbezcas

"El Señor obra misericordia y justicia con los que reciben agravios. La obra, hermanos, ahora, antes de que lleguemos a la renovación como la del águila, antes de que seamos saciados de bienes. Pues ¿qué acontece aquí, en esta peregrinación, en esta vida? ¿Por ventura somos abandonados? No. El Señor obra misericordias. Y ved cómo las obra: no abandonándonos en el desierto, no dejándonos en la soledad mientras no lleguemos a la patria. El obra misericordias. Pero ¿con quiénes? Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos conseguirán la misericordia. Ha poco, hermanos, lo oísteis cuando se leía el evangelio. Luego nadie piense que ha de conseguir la misericordia de Dios si él no es misericordioso. Pero oye cuál ha de ser la medida de la misericordia, no acontezca que la ejecutes con el amigo y no con el enemigo. Se dijo: Amad a vuestros enemigos. ¿Quieres ser saciado con los bienes de Dios? Encuéntrate saciado de misericordia. La completa misericordia es la perfecta misericordia. Ella es la que ama, la que honra al que le odia" 
(Comentario al salmo 102, 11).

Amad al Enemigo

"El Señor obra misericordia y justicia con los que reciben agravios. La obra, hermanos, ahora, antes de que lleguemos a la renovación como la del águila, antes de que seamos saciados de bienes. Pues ¿qué acontece aquí, en esta peregrinación, en esta vida? ¿Por ventura somos abandonados? No. El Señor obra misericordias. Y ved cómo las obra: no abandonándonos en el desierto, no dejándonos en la soledad mientras no lleguemos a la patria. El obra misericordias. Pero ¿con quiénes? Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos conseguirán la misericordia. Ha poco, hermanos, lo oísteis cuando se leía el evangelio. Luego nadie piense que ha de conseguir la misericordia de Dios si él no es misericordioso. Pero oye cuál ha de ser la medida de la misericordia, no acontezca que la ejecutes con el amigo y no con el enemigo. Se dijo: Amad a vuestros enemigos. ¿Quieres ser saciado con los bienes de Dios? Encuéntrate saciado de misericordia. La completa misericordia es la perfecta misericordia. Ella es la que ama, la que honra al que le odia" 
(Comentario al salmo 102, 11).

Obra Misericordia

"El Señor obra misericordias. Pero ¿con quiénes? Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos conseguirán misericordia. Obra con todos misericordia. ¿Qué misericordia has de hacer al justo? La que reclaman las necesidades corporales, en las cuales, si faltan por tu parte los socorros, no faltan por parte de Dios. Lo que haces te aprovecha más a ti. Das al mendigo que pasa de largo y te pide; busca también al justo para socorrerle; por El has de ser recibido en las moradas eternas, porque quien recibe al justo a título de justo recibirá galardón de justo. El mendigo te busca; tú buscas al justo. De otro se dijo: Da a todo el que te pida; y de otro: Se halle en todo momento la limosna en tus manos hasta que encuentres al justo al cual se la entregues. Si tardas en encontrarle, persiste buscando y le encontrarás. Pero ¿qué le has de dar? ¿Por ventura no te dio El más a ti? Si nosotros hemos sembrado para vosotros los bienes espirituales, ¿será gran cosa que recojamos vuestros bienes carnales?" 
(Comentario al salmo 102, 12).

Obra con Amor

"Luego, hermanos, ejerced la misericordia. No hay otro vínculo de caridad, no existe otro carro por el cual seamos llevados de esta vida a la patria. Extended la caridad hasta los enemigos; estaos seguros… Por tanto, estáte seguro siendo misericordioso y extiende el amor hasta los enemigos. A los que se hallan bajo tu gobierno castiga, corrige con amor, con caridad, atendiendo a la salud eterna, no sea que por perdonar a la carne perezca el alma. Haz esto, pues has de soportar a muchos en quienes no puedes ejercer la corrección, porque no pertenecen a tu jurisdicción. Soporta las injurias, permanece firme. Pues el Señor obrará misericordias y juicio con todos los que reciben injurias. Si te compadecieres, obrará misericordia contigo. Siendo misericordioso, aunque soportes injurias, no quedará sin merecido: Yo me vengaré y yo destruiré, dice el Señor" (Comentario al salmo 102, 14).    

Da si tienes que dar

"Haz misericordia al inicuo no como a inicuo. Al inicuo, en cuanto a inicuo, no le ampares, es decir, no se encamine tu intención y amor a proteger su iniquidad, porque está prohibido dar al pecador y acoger a los pecadores… Se dijo esto: cuando esté hambriento un individuo, si tienes de qué dar, da; si ves que se debe dar para socorrer a alguno, da. En estas circunstancias no se te entibien las entrañas de misericordia porque se te acerque un pecador, pues se te acerca un hombre pecador. Cuando digo "se te acerca un hombre pecador", pronuncio dos nombres. Estos dos nombres no han sido pronunciados en balde. Pronuncié dos nombres; uno, que es hombre; otro, que es pecador. En cuanto que es hombre, es hechura de Dios, y en cuanto que es pecador, es hechura del hombre. Da a la obra de Dios y no a la del hombre. "¿Y por qué me prohibes—dices—dar a la obra del hombre? ¿En qué consiste dar a la obra del hombre?" En dar al pecador por ser pecador, el cual te agrada por el pecado…También dice: El que recibiere al profeta, pero no sólo el que recibiere al profeta, sino a título de profeta, esto es, honrando en él el ser profeta. Por último, dice también: El que diere un vaso de agua fría a uno de estos pequeñuelos a título de discípulo, es decir, porque es discípulo de Cristo, porque es administrador de las cosas sagradas, en verdad os digo que no perderá su galardón. Luego de la manera que entiendes: El que recibiere al justo a título de justo, recibirá recompensa de justo, entiende también: El que recibiere al pecador a título de pecador, perderá el galardón" (Comentario al salmo 102, 13).