"El hombre no se acerca o se aleja de Dios por espacios locales. Te hiciste desemejante, te apartaste muy lejos. Te asemejaste, te acercaste a Él. Ve cómo quiere el Señor acercarnos a Él; haciéndonos, en primer término, semejantes a Él para que nos acerquemos... Aprende a amar al enemigo si quieres precaverte de él. Pues desde el momento que comienza a crecer en ti la caridad, renovándote y conformándote a semejanza de Dios, se extiende hasta los enemigos; haciéndote de este modo semejante a Aquel que hace salir su sol no sólo sobre los buenos, sino también sobre los malos, y que llueve no únicamente sobre los justos, sino sobre los justos y los impíos. Cuanto más te acerques a Él, tanto más progresas en la caridad y tanto más comienzas a percibir a Dios. ¿A quién percibes? ¿A Aquel que viene a ti o a Aquel de quien te apartas? Él jamás se apartó de ti. Dios se aparta de ti cuando tú te alejas de Él"
(Comentario al salmo 99, 5).
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