Dios se humilló por ti

"Dios se humilló por ti. Tal vez te ruboriza imitar a un hombre humilde; imita, al menos, al humilde Dios. Oculta el Hijo de Dios su venida en el hombre y se hace hombre; tú, hombre, reconoce que eres hombre. Toda tu humildad consiste en que te conozcas. Luego, porque el Señor te enseña la humildad, por eso dijo: No he venido a hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Esta es la mejor recomendación de la humildad. La soberbia hace su voluntad, la humildad hace la voluntad de Dios. Por eso al que se llegue a mí no lo arrojaré fuera. ¿Por qué? No he venido a hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Yo he venido humilde, yo he venido a enseñar la humildad, y yo soy el maestro de la humildad"
 (Comentario al evangelio de Juan 25, 16).    

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