"La diferencia que existe entre la paja verdadera y estos hombres carnales radica en que la paja no tiene libre albedrío, mientras que Dios se lo otorgó al hombre. Y el hombre, si quiere, aunque ayer hubiera sido paja, hoy puede convertirse en trigo; y, si se aleja de la palabra de Dios, hoy mismo vuelve a convertirse en paja. Y lo único de que ha de preocuparse es de cuál será su estado en el tiempo de la última aventación"
(Sermón 252, 6).
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