"¿Qué es el vivir bien que aquí se aprende? En la ley hay muchos preceptos, donde está contenida, se manda y se aprende la misma vida buena. Los preceptos, sin duda, son muchos, innumerables. Apenas hay alguno capaz de contar las páginas en que están contenidos, ¿cuánto menos los mismos preceptos? Sin embargo, Dios quiso resumirlos y abreviarlos para que nadie pueda excusarse, bien porque no les va el leer, bien porque no saben, bien porque no los pueden entender fácilmente. Repito que, para que nadie tenga excusa en el día del juicio, quiso Dios, como está escrito, compendiar y abreviar su palabra sobre la tierra, según lo había predicho el profeta: Realmente el Señor hará una palabra compendiadora y abreviadora sobre la tierra.Esta misma palabra compendiada y abreviada quiso Dios que no fuese oscura. Además, breve, fácil de leer y clara, para que nadie diga: No me ha sido fácil entenderla. Las Sagradas Escrituras son como un inmenso tesoro que encierra en sí muchos preceptos maravillosos, a modo de muchas gemas y preciosos collares y vasos finos de buen metal. Pero ¿quién es capaz de examinar tan inmenso tesoro, de servirse de él y de llegar a descubrir todo lo que en él hay?"
(Sermón sobre la disciplina cristiana 2, 2).
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