La Palabra no tiene precio

"Podemos entrever cuán alto sea el precio del Verbo —de la Palabra— que tal boca hubo de proferir. Mas ¿qué digo? La Palabra, que supera todas las cosas, no tiene precio absolutamente alguno; pues, con relación a su precio, una cosa o es igual, o está por debajo, o está por encima. Si alguien la compra en su valor, hay ecuación entre el precio y lo comprado; si en menos, la cosa está en baja; si en más, la cosa está en alza; pero al Verbo de Dios nada puede igualarse, ni es posible hacerle bajar de precio ni que nada lo supere" 
(Sermón 117,1).

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