El ejemplo de Cristo

"Por el hecho de que Cristo ayunó inmediatamente después de recibir el bautismo, no hemos de creer que estableció una norma de observancia, como si necesariamente hubiera que ayunar después de la recepción del bautismo de Cristo. Con su ejemplo nos indicó que debemos ayunar, sobre todo, si se diera el caso de entrar en lucha encarnizada con el tentador. He aquí el motivo por el que Cristo, que se dignó nacer como hombre, no rechazó el ser tentado como hombre: para que el cristiano, amaestrado con su ejemplo, pueda vencer al tentador. Ha de ayunarse, pues, sea inmediatamente después del bautismo, sea después de un indeterminado espacio de tiempo, cuando el hombre se encuentre en este tipo de lucha contra la tentación, para que el cuerpo cumpla su milicia con la mortificación y el alma consiga la victoria con su humillación" (Sermón 210, 3).

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