"Bendecid al Señor vosotros, vosotros todos los ángeles, todos los poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra; todos sus ejércitos, todos sus ministros, que hacéis su voluntad. Pues todos los que viven mal, aunque no muevan su lengua, maldicen al Señor con su vida. ¿De qué sirve que tu lengua cante alabanzas, si tu vida viola todo lo santo? Viviendo mal, indujiste a blasfemar a muchas lenguas. Tu lengua se entrega al canto de alabanzas, y las de los demás, que te contemplan, a blasfemar. Luego, si quieres bendecir al Señor, ejecuta sus órdenes, cumple su voluntad”
(Comentario al salmo 102, 28).
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