(Anotaciones a Job, 6).
Estoy al servicio de la Palabra
"Se han clavado en mi cuerpo las saetas del Señor. Trátase de las Palabras de Dios que traspasan el alma cuando intiman la confesión... Así pues, estas palabras son comida del que las desea; es decir, son una ayuda, pero nunca del que tiene impaciencia en el dolor. ¿Se come el pan sin sal? Como si se le preguntara: ¿Por qué dices todo esto de modo figurado? Y la respuesta es: Porque si lo dijera a título personal resultaría un plato insípido. ¿Tienen sabor las palabras vanas? Se refiere a las conversaciones frívolas de los hombres, porque las palabras de Dios son pan, pero pan celestial. Mi alma no puede estar ociosa. Al igual que el pan sin sal es inaguantable, así estoy ahora al servicio de la palabra de Dios, a tenor del texto: ¿Cómo oirán si nadie les predica? Porque estoy viendo mis alimentos malolientes como el hedor del león.Porque mis palabras son malolientes y apestan como el león, sea a causa de la soberbia que los hace jactanciosos, sea porque, al abrazar las realidades carnales, los que se gozan de sus propias palabras apestan como el león"
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