"A la lectura evangélica de ayer, sobre la cual dijimos lo que el Señor nos manifestó, sigue la de hoy, de la que hablaremos lo que el Señor nos conceda. Hay en las Escrituras algunas cosas tan claras, que más piden quién las escuche que quién las exponga. No conviene que en éstas nos detengamos, para que haya tiempo de explicar las que necesitan más detención"
(Comentario a Juan 50, 1).
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