"Alimenta, pues, El, como débil, a los débiles, así como hace la gallina con sus polluelos; a ella se quiso comparar. ¡Cuántas veces quise, dice a Jerusalén, recoger a tus hijos bajo mis alas, como hace la gallina con sus polluelos, pero no quisiste tú! Vosotros, mis hermanos, bien sabéis cómo se pone enferma la gallina con sus polluelos. Ningún ave se nos muestra madre como ésta. Estamos viendo todos los días a los pájaros que hacen sus nidos a nuestra vista como son las golondrinas, las cigüeñas y las palomas; pero sólo sabemos que son madres cuando los vemos en sus nidos. La gallina, sin embargo, enferma de tal manera con sus polluelos, que, aunque no vayan tras ella, aunque no veas que la siguen sus hijos, te das cuenta que es madre. Así lo indican sus alas caídas, y sus plumas erizadas, y su voz desagradable, y todos sus miembros caídos y abatidos; todo eso, como digo, indica que es madre, aunque no veas sus polluelos. Así es como está enfermo Jesús cansado del viaje. Su viaje es la carne, que por nosotros asumió"
Comentario a Juan 15, 7).
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