Ser uno con Dios

"Por tanto, convenientemente añade por último, y dice: Porque tú, ¡oh Señor!, de modo especial, en esperanza me hiciste habitar… Adecuadamente dice de modo singular, lo cual puede tomarse en contraposición de aquellos muchos que, acrecentados desde el tiempo del trigo, del vino y de su óleo, dicen: ¿Quién nos mostrará los bienes? Perece esta multiplicidad y subsiste esta unidad en los santos, de los cuales se dice en los Hechos Apostólicos: La multitud de los creyentes tenía una sola alma y un solo corazón. Luego si deseamos adherirnos y ser unos con Dios nuestro Señor, debemos ser singulares y sencillos, es decir, amantes de la eternidad y de la unidad, y alejarnos de la multitud y de la turba de los seres que nacen y mueren" 
(Comentario al salmo 4, 10).

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