"Pues todas aquellas cosas que se profetizaban y se hacían encerraban ocultas significaciones y no se divisaban con evidentes manifestaciones. Empero, cuando hubieres pasado a Cristo, dice el Apóstol, será quitado el velo. Porque cuantas son las promesas de Dios, en él ha sido el sí y el amén (es decir, en Cristo se han cumplido). El que se adhiere a Cristo posee todo el bien que no entiende en la Escritura de la ley; pero el que es ajeno a Cristo ni entiende ni posee"
(Comentario al salmo 77, 7).
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