"Así es la Palabra de Dios y así debe de ser para los fieles, como el anzuelo para el pez, que lo coge cuando es cogido. No se hace un agravio a quienes son cogidos, puesto que lo son para darles la vida y no para destruirlos; por esto dijo el Señor a sus discípulos: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. No eran así estos tales judíos hijos de Abrahán, hijos del hombre de Dios. Eran sus descendientes carnales, pero habían degenerado no imitando la fe de aquel cuyos hijos eran"
(Comentario a Juan 42, 1).
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