"Nadie será entonces maestro de la palabra, sino que el Maestro será la Palabra. Se sigue, pues, que a vosotros os toca realizarla y a nosotros amonestaros a ello. Vosotros sois, en efecto, los oyentes de la palabra, nosotros los predicadores. Pero dentro, donde nadie ve, somos todos oyentes; en el interior, en el corazón, en la mente, donde os enseña aquel que os exhorta a la alabanza. Yo os hablo exteriormente, él os despierta en el interior.Todos somos oyentes en el interior y todos debemos ser cumplidores de la palabra externa e internamente en la presencia de Dios...”
(Sermón 179, 7).
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