Dar y Perdonar

"Y, cuando peleas, puesto que al luchar peligras, di lo que sigue hallándote en peligro en el combate: Misericordia mía, no sea vencido. ¿Qué significa misericordia mía? ¿Que me suministras misericordia y en mí te muestras misericordioso? ¿O que me concediste que yo también sea misericordioso? Con ningún modo se vence mejor al enemigo que siendo misericordioso… Mas, cuando sucumbe la fragilidad humana por algunos engaños de él, entregúese a la humildad mediante la confesión y se ejercite en las obras de misericordia y de piedad, pues todos los pecados se borran cuando decimos con plena confianza y corazón sincero al que ve: Perdónanos, así como también perdonamos nosotros. Di de todo corazón, di con toda confianza, di seguro: Perdónanos, como también perdonamos nosotros; o: " No perdones si no perdonamos." Aun cuando no digas: "No perdones si no perdonamos", sin duda no perdona si no perdonamos, pues no ha de ser Dios prometedor mendaz para que tú seas pecador impune. ¿Quieres—dice—que yo perdone?  Perdona. Existe otra obra de misericordia. "¿Quieres que yo dé?" Da. En un mismo pasaje se consigna en el Evangelio: Perdonad, y se os perdonará. Dad, y se os dará. "Yo—dice—tengo algo contra ti; tú también tienes algo contra tu prójimo; perdona, y perdono. Tú me pides algo a mí; alguien te pide algo a ti; da, y doy." ¿Qué perdona? ¿Qué da? ¿No es la caridad? ¿Y cómo da la caridad si no es por el Espíritu Santo que nos ha sido dado? Luego si por las obras de misericordia se vence a nuestro enemigo, y no podemos tener obras de misericordia si no tenemos la caridad; y si no tenemos caridad si no la recibimos por el Espíritu Santo, pues El adiestra nuestras manos para la lucha, y nuestros dedos para la guerra, con razón decimos Misericordia mía a Aquel de quien tenemos el que seamos también nosotros misericordiosos, pues se hará juicio sin misericordia a aquel que no hizo misericordia"
 (Comentario al salmo 143, 7).    

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