Convertido a Él

"¿Pero qué? ¿Te proporcionaste para ti, ¡oh hombre!, el merecimiento de la misericordia de Dios por haberte convertido a Él, de tal suerte que quienes no se convirtieron no alcanzaron la misericordia, sino que consiguieron el enojo? ¿Cómo hubieras podido convertirte sino hubieras sido llamado? ¿Por ventura aquel que te llamó apartado, no te ayudó para convertirte? No te arrogues la misma conversión, porque si no te hubiese llamado Él a ti que huías, no hubieras podido convertirte... No te goces en estas cosas; gózate en aquella luz indeficiente; gózate en aquella luz a la cual no le precedió el día de ayer ni le seguirá el de mañana. ¿Cuál es esta luz? Yo soy, dice Cristo, la luz del mundo. Quien te dice: Yo soy la luz del mundo, te llama a sí. Cuando te llama, te convierte; cuando te convierte, te sana; cuando te hubiere sanado, verás a tu Conversor"
 (Comentario al Salmo 84, 8).

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