(Sermón 39, 1).
No tardes en convertirte
"Hemos escuchado, hermanos, a Dios que dice por boca de su profeta: No tardes en convertirte a Dios, ni lo difieras de un día para otro, porque vendrá su ira de repente y te perderá al tiempo de la venganza. Te ha prometido que el día en que te conviertas, ese mismo día olvidará tus pecados pasados. Pero ¿acaso te ha prometido alargar la vida un solo día? ¿O no te la prometió Dios, sino que te la prometió el astrólogo, para que Dios os condene a ti y a él? Muy sabiamente estableció Dios que fuera incierto el día de la muerte. Piense cada uno salutíferamente en su último día. Fruto de la misericordia de Dios es que el hombre ignore cuándo tiene que morir. Se nos oculta nuestro último día para que vivamos bien día a día"
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