"Por eso Él mismo los encamina hacia sí llamándolos y compadeciéndose mediante la gracia, puesto que por ellos mismos no pueden volver. Pues ¿cómo vuelve la carne, soplo que pasa y no vuelve, al estimularse a sí misma al profundísimo abismo por el peso de las detestables acciones, si no es eligiendo la gracia? La cual no se da como paga por méritos, sino como don gratuito, para que se justifique el impío y vuelva la oveja perdida, no como por sus propias fuerzas, sino transportada sobre los hombros del pastor, la cual pudo perderse al vagar libremente, pero no pudo encontrarse a sí misma ni en absoluto se encontraría, a no ser que la misericordia del pastor la encontrase... El hombre puede andar por camino perverso, pero no puede volver por sí mismo si no es llamado por la gracia"
(Comentario al Salmo 77, 24).
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