Cristo murió por nosotros

"Sabemos, hermanos, y retenemos con fe inquebrantable que Cristo murió una sola vez por nosotros; el justo por los pecadores, el Señor por los siervos, el libre por los cautivos, el médico por los enfermos, el dichoso por los desdichados, el rico por los pobres, el que los busca por los perdidos, el redentor por los vendidos, el pastor por el rebaño y, lo más maravilloso de todo, el creador por la criatura. Mantuvo lo que es desde siempre, entregó lo que en Él había sido hecho; Dios oculto, hombre visible; dador de vida por su poder, sometido a la muerte por su debilidad; inmutable en su divinidad, pasible en su carne; como dice el Apóstol: Quien fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación. Sabéis que esto tuvo lugar una sola vez. Con todo, como si tuviera lugar más veces, esta fiesta solemne repite cada cierto tiempo lo que la verdad proclama mediante tantas palabras de la Escritura, que se dio una sola vez. Pero no se contradicen la realidad y la solemnidad, como si esta mintiese y aquella dijese la verdad" (Sermón 220).

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