"Cristo sufrió la pasión;muramos al pecado;
Cristo resucitó;vivamos para Dios;
Cristo pasó de este mundo al Padre: no se apegue aquí nuestro corazón,antes bien sígale al cielo;
nuestra cabeza pendió del madero: crucifiquemos la concupiscencia de la carne;
yació en el sepulcro: sepultados con él, olvidemos el pasado;
está sentado en el cielo; transfiramos nuestros deseos a las cosas sublimes;
ha de venir como juez: no llevemos el mismo yugo que los infieles;
ha de resucitar también los cadáveres de los muertos: merezcamos la transformación del cuerpo transformando la mente;
pondrá a los malos a su izquierda y a los buenos a su derecha: elijamos nuestro lugar con las obras;
su reino no tendrá fin: no temamos en absoluto el fin de esta vida"
(Sermón 229D, 1).
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