(Comentario a Juan 35, 9).
Allá no necesitarás las Escrituras
"En presencia de aquel día, no habrá necesidad de lámparas, ni se nos leerán los profetas, ni se abrirán las epístolas del Apóstol, ni iremos en busca del testimonio de Juan, ni necesitaremos siquiera del Evangelio mismo. Desaparecerán, pues, todas las Escrituras, que, como lámparas, estaban encendidas en la noche de este siglo con el fin de no dejarnos en tinieblas. Una vez desaparecidas todas esta lámparas, para que nadie crea que nos son necesarias para alumbrarnos, y que los hombres mismos de Dios que nos suministraron estas lámparas vean en nuestra compañía aquella verdadera y clara luz; retirados, digo, ya como inútiles, todos estos adminículos, ¿qué es lo que veremos? ¿Qué será lo que apaciente nuestra inteligencia? ¿Qué será lo que alegre nuestra vista? ¿Cuál será el principio de la alegría aquella que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni ha experimentado jamás corazón humano alguno? ¿Qué será lo que veremos? Os pido que améis conmigo y que corráis en la misma fe que yo. Deseemos y suspiremos por la patria del cielo y que nos creamos peregrinos aquí abajo. ¿Qué será lo que entonces veremos? Que lo diga ahora mismo el Evangelio: En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios.Vendrás a la fuente de donde se esparció sobre ti aquel rocío"
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