"Toda enfermedad del alma tiene en la Sagrada Escritura su propia medicina. El que enferma de tal modo que dice estas cosas en su corazón, beba el medicamento de este salmo. ¿Cuál es esta enfermedad? Oigamos de nuevo aquello que decías. ¿Me preguntas que decía? Lo que ves. Campean los malos; sufren los buenos. ¿Cómo es que Dios tolera estas cosas? Toma, bebe; aquel de quien murmuras te prepara esta bebida; no rehúses tan saludable bebida, adapta la boca de tu corazón mediante el oído y bebe lo que oyes:No emules a los malvados ni los sigas, cometiendo iniquidad. Porque, como heno, pronto se secarán, y como hierba del prado, luego perecerán"
(Comentarios a los Salmos 36, 1, 3).
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