(Sermón 45, 3).
Amar las cosas eternas
"La Escritura no cesa de intimarnos que, despreciando las cosas temporales, amemos las eternas. Cada página nos lo advierte, a veces manifiestamente, otras veces de forma oscura y misteriosa, pero nadie se sienta defraudado al ver que la página divina habla de forma oscura. Donde se te presenta manifiesta la voluntad de Dios, es decir, donde está clara, ámala. Ámala cuando te amonesta claramente. Pero es igual cuando se te manifiesta claramente que cuando se presenta de forma oscura. La misma es cuando está al sol que cuando está a la sombra. Has de seguirla tal cual la encuentras escrita"
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