"Por tanto, no entiendes, entiendes poco, no llegas a percibir; venera la Escritura de Dios, honra la palabra de Dios, aun la que no es patente; pospón la inteligencia a la piedad. No seas insolente censurando de oscuridad o malignidad a la Escritura. Nada hay en ella injusto; y, si hay algo oscuro, no es para que se te niegue su entendimiento, sino para hacer desear lo que ha de recibirse. Luego, si hay algo oscuro, el Médico lo recetó de este modo para que llames; quiso que te ejercitases llamando. Lo quiso así para abrir al que llama. Llamando te ejercitarás; ejercitado, te harás más capaz; siendo más capaz percibirás lo que se da. Luego no te indignes porque esté cerrado. Sé afable, sé manso. No te opongas a las cosas oscuras y digas: "Mejor se diría si se dijese así." ¿Cómo puedes decir o juzgar tú el modo como conviene se diga? Se dijo como debió decirse. No cambie el enfermo los medicamentos, pues el Médico sabe recetar como es debido"
(Comentarios a los Salmos 146, 12).
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